Sobre la migración tayika a Rusia. Una entrevista con Rustam Samadov
febrero 24, 2021Para citar este artículo: Lucia Cirianni Salazar y Jorge Luis Méndez Martínez, "Sobre la migración tayika a Rusia. Una entrevista con Rustam Samadov", Blog del Grupo de Estudios Sobre Eurasia, 24 de febrero de 2021, https://euroasiaticos.blogspot.com/2021/02/sobre-la-migracion-tayika-rusia-una.html.
Asia Central y América Latina están casi totalmente desconectadas en términos de conocimiento mutuo y relaciones directas. Sin embargo, nuestras regiones enfrentan problemas comunes que podrían dar lugar a diálogos fructíferos. Uno de esos problemas es el complejo fenómeno de la migración económica a países vecinos. Las historias de los migrantes latinoamericanos en Estados Unidos y las de los migrantes de Asia Central a Rusia comparten motivaciones y desafíos que nos pueden ayudar a entender la migración económica como un fenómeno global de poder poscolonial. El Grupo de Estudios sobre Eurasia (GESE) entrevistó a Rustam Samadov, un investigador doctoral de la Universidad Libre de Berlín, sobre el tema de la migración de Tayikistán (su país de origen) a Rusia. Esta entrevista forma parte de nuestro esfuerzo para construir canales de comunicación directa entre nuestras regiones, que eluden (hasta donde nos es posible) la mediación persistente de las rutas coloniales del conocimiento.
Rustam Samadov se ha especializado en el estudio de la migración. Además de su carrera académica, ha trabajado en el campo de la ayuda humanitaria para refugiados y personas sin Estado en el Concejo Danés para Refugiados en Tayikistán; fue también coordinador de proyectos de base en la embajada de Japón en Tayikistán. Actualmente está estudiando un doctorado en la Escuela de Posgrado sobre Sociedades y Culturas Musulmanas de la Universidad Libre de Berlín. Su investigación se enfoca en el género y las redes de solidaridad entre los migrantes tayikos en Rusia.
Migrantes
tayikos comiendo en su lugar de trabajo. Fotografía de Rustam Samadov.
Iniciamos nuestro diálogo preguntándole sobre el origen de su motivación para trabajar el tema de la migración, que emprendió entre el 2013 y el 2014 cuando estudiaba su maestría en la Academia de la Organización para la Cooperación y Seguridad en Europa. Su enfoque inicial fue el del impacto de la migración en la educación de los tayikos. Sin embargo, las raíces de su interés están en la experiencia de haber crecido en un contexto en el que todos los miembros de su comunidad se veían directa o indirectamente afectados por la migración: “Uno por uno, todos mis amigos se fueron de Tayikistán. Cuando era niño y el proceso de migración apenas comenzaba, solía ver que los migrantes que llegaban de Rusia traían regalos y dulces para los niños, celebraban haber podido regresar a casa. Como nadie en mi familia estaba participando en ese proceso migratorio, me daba cierta envidia ver a esos padres exitosos”. Más tarde, cuando comenzó a trabajar para organismos internacionales, se dio cuenta de que la vastedad del impacto de la migración hacía de ésta un tema recurrente e inevitable: “Me di cuenta de que en las reuniones relativas a Tayikistán, siempre se trataba el tema de la migración: la migración efímera, las mujeres que se quedan solas en Tayikistán, el problema de las segundas nupcias en Rusia, etcétera.” La acumulación de experiencia personal y profesional eventualmente cristalizaron en la forma de un proyecto de investigación doctoral sobre las redes de solidaridad entre migrantes tayikos y el asunto de la masculinidad, un aspecto poco trabajado de los estudios de género sobre la migración tayika.
El segundo tema de nuestro diálogo fueron las causas de la migración. Dado que Tayikistán fue una república soviética, la historia de la migración a Rusia está vinculada con la disolución de la Unión Soviética y es un fenómeno principalmente económico. Sin embargo, a diferencia de otras repúblicas soviéticas, la guerra civil de cinco años que azotó a Tayikistán tras su independencia también tuvo un papel fundamental en la migración. En ese periodo, las estructuras estatales se empobrecieron y no eran capaces de brindar apoyo social, lo que empujó a la población a un proceso de migración masiva. Durante la era soviética, la economía tayika se basaba en la industria ligera, especialmente en la producción de mercancías como el algodón, pero durante la guerra civil la demanda de esos productos bajó drásticamente.
La mayoría de los migrantes tayikos son hombres jóvenes, nos dice Samadov. La historia post-soviética también afecta este aspecto: en los tiempos soviéticos, los hombres tayikos eran principalmente trabajadores altamente capacitados y hablaban bien el ruso. Sin embargo, después de la independencia de Tayikistán y de la Política Nacional del Lenguaje, aumentó la pobreza y los trabajadores más jóvenes tienen menos competencias lingüísticas para sobrellevar la vida en Rusia.
La cuestión de la solidaridad es un aspecto crucial de los estudios migratorios. Un asunto que nos interesaba explorar en nuestro diálogo con Samadov era si los migrantes tayikos forman, como los mexicanos en Estados Unidos, comunidades basadas en la región de origen. Con la excepción de los Pamiris (un grupo étnico iranio nativo de la región de Gorno-Badajshán al este de Tayikistán), Samadov considera que la región de origen no es, en sí misma, un factor importante para la formación de comunidades de migrantes tayikos en Rusia. El parentesco y la amistad son los principales criterios para construir redes basadas en la confianza. “La razón es que no hay protección estatal para los migrantes económicos. Por eso necesitan establecer vínculos basados en la confianza, es mejor trabajar con tus vecinos o tus parientes.”
Migrantes
tayikos trabajando en la construcción de un edificio. Fotografía de Rustam Samadov.
Los migrantes tayikos están entre los grupos más vulnerables de migrantes en Rusia y las relaciones de confianza son cruciales para enfrentar las dificultades de la vida en el extranjero. Los conflictos entre migrantes de distintos países de Asia Central sobre asuntos de competencia laboral son comunes. Entornos como los mercados, donde grupos de orígenes distintos se reúnen, son los que más generan este tipo de conflictos. “Por eso los tayikos prefieren trabajar de forma independiente y eludir los problemas”, nos dice Samadov. No obstante, cuando el conflicto es inevitable los migrantes pueden incluso recurrir a organizaciones criminales que les cobran cuotas de protección. Cuando las relaciones personales no son suficientes para lidiar con las dificultades de la vida en Rusia, los “intermediarios” son una solución para encontrar trabajo o documentos legales. El grado de ilegalidad de esos grupos de intermediarios varía, desde gente que tiene contactos con agentes del gobierno, hasta bandas criminales. Estas soluciones son, por supuesto, peligrosas, ya que la relación con estos grupos suele estar al margen de la ley. Se han establecido asociaciones formales de migrantes, pero la comunidad no confía mucho en ellas y hay rumores entre los migrantes de que estos organismos en realidad tienen fines de lucro.
Además de estas dificultades, los migrantes se enfrentan al problema de la discriminación racial y las estructuras sociales que la sostienen. La discriminación ocurre a distintos niveles, pero el más alto (el de las estructuras de gobierno y sus políticas) genera las condiciones para que otras expresiones de violencia racial prosperen. Un ejemplo es el requisito de tener seguro médico (que, en los hechos, no es sino una cuestión burocrática, pues la mayor parte de los seguros disponibles no implican ninguna protección significativa), pues la discriminación que sufren cuando intentan usar estos seguros los vuelve inefectivos, pese a verse obligados a contratarlos para tener residencia legal. Las condiciones de ilegalidad en el trato a los trabajadores también son notables: “si un trabajador ruso trabaja ocho horas al día (según lo establecido por la legislación rusa), un trabajador tayiko usualmente trabaja de diez a doce horas al día a cambio de un salario significativamente menor”.
Los trabajadores de Asia Central son también objeto de agresiones por parte de los medios de comunicación rusos: el ataque a su presencia no es sólo un tema recurrente de las campañas políticas para las gubernaturas de las ciudades y para los congresos, sino que también son objeto de burlas constantes en programas televisivos como “Nasha ‘Rasha’” («наша раша», es decir “nuestra ‘Rasha’ (Rusia)”). Una de las formas más recurrentes de la discriminación en contra de los migrantes de Asia Central es el acoso policial. La policía detiene cotidianamente a los migrantes para revisar sus papeles e, incluso cuando están en regla, es común que los extorsionen. El académico Rustamjon Urinboyev publicó un libro en inglés sobre este fenómeno.
Ante este escenario, uno se pregunta cuál es la percepción de los rusos entre la población tayika. La respuesta depende de cuestiones relativas al tiempo y al espacio. Según nos dice Samadov, la actitud hacia los migrantes no es igual en ciudades pequeñas como Kazán, Ufa o Novosibirsk, que en una megalópolis como Moscú. Asimismo, los rusos que nacieron y se criaron en Asia Central tienden a tener una actitud más positiva hacia los migrantes. Lo mismo sucede con la nostalgia por la época soviética, que sólo afecta a quienes vivieron en Tayikistán como república soviética.
La falta de protección por parte del Estado o de organizaciones no gubernamentales, así como la xenofobia hegemónica mantienen a los migrantes al margen de cualquier forma de participación política en su país de residencia. Al final de nuestra entrevista, le preguntamos a Samadov si el actual conflicto entre el partido en el gobierno (Rusia Unida) y el líder de oposición Alexey Navalny ha suscitado alguna respuesta o debate entre los migrantes tayikos. “No creo que estén interesados en absoluto en lo que le pase a Navalny”, nos dijo. “El problema es que Navalny no es el primero ni el único que ha expresado actitudes contra los inmigrantes. Casi todos los que están al nivel más alto de la política rusa han demostrado de un modo u otro su animadversión por los migrantes y, si uno sigue cualquier canal del gobierno o programa del Primer Canal Ruso, siempre hay algún asunto en contra de los migrantes.” Esta xenofobia hegemónica no da lugar al planteamiento de ningún argumento a favor de los derechos de los migrantes. La falta de oportunidades educativas de esta comunidad también les impide involucrarse en los debates políticos.
Trabajadores
tayikos descansando en el sitio de trabajo. Fotografía de Rustam Samadov.
Otro asunto contemporáneo que planteamos para cerrar la conversación con Samadov fue su opinión sobre la película “Ayka”, del director Sergei Dvortsevoy. “Ayka” cuenta la historia de una inmigrante kirguiza y los obstáculos que enfrenta en su vida en Moscú. La película ha sido nominada a diversos premios en festivales de cine como el festival de Cannes, los Premios de Cine Asiático, el festival del Gremio Ruso de Críticos de Cine y los Premios Nika. Respecto a esta forma de representación de las dificultades que enfrentan los migrantes de Asia Central en Rusia, Samadov nos dijo que, si bien describen una realidad cruda y poco conocida, de tal modo que podrían tener la función de denunciar la violencia racial que sufren estos grupos de migrantes, películas como éstas tienden a eludir las dimensiones positivas de la experiencia de los migrantes, como la esperanza y la solidaridad, para aumentar su efecto dramático. El resultado es una representación de los migrantes como víctimas pasivas del sistema.
Junto con la cuestión de la esperanza, que es el motor que impulsa a la migración a nivel global, Samadov considera que hay otros aspectos poco explorados en las representaciones intelectuales y artísticas de los migrantes de Asia Central. Uno de esos temas, que actualmente está abordando en su investigación doctoral, es la construcción de roles de género y específicamente de masculinidad entre los migrantes. Estaremos a la espera de la publicación de su trabajo.
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