El concepto de geo-cuerpo: letalidad de los mapas y nación tailandesa. Una reflexión sobre espacialidad y poder

mayo 04, 2021

Por: Emir González Calderón*

Para citar este artículo: "El concepto de geo-cuerpo: letalidad de los mapas y  nación tailandesa. Una reflexión sobre espacialidad y poder", Blog del Grupo de Estudios Sobre Eurasia, 4 de mayo de 2021, https://euroasiaticos.blogspot.com/2021/05/el-concepto-de-geo-cuerpo-la-letalidad.html.

 

En 1994 el historiador tailandés Thongchai Winichakul acuñó el término geo-cuerpo[1] para referirse a las “operaciones de la tecnología de la territorialidad que  crearon espacialmente la nacionalidad”[2]. Con esto trataba de recalcar cómo el conocimiento sobre el espacio producía las instituciones y las prácticas sobre las cuales se montaba el discurso de la nacionalidad. Esta idea remite y abona a la discusión sobre el carácter artificial de la nación, es decir, como algo no natural, un discurso elaborado por el ser humano que se concreta sobre un territorio. El gran aporte de Winichakul fue exponer cómo la geografía sirvió al poder político para articular la ficción de la nación en Tailandia, dado que un componente central de esta identidad es la concepción social del territorio representado, pero este argumento puede valer para casi cualquier Estado moderno. Más que hablar de la propia experiencia tailandesa con el geo-cuerpo este artículo trata de rescatar el concepto de este autor tailandés que ha quedado un tanto olvidado en el debate geográfico global y en el análisis internacional sobre la nación y nacionalismo contemporáneo.


Mapa de Siam en 1893. Fuente: Alamy

De acuerdo con Winichakul, el geo-cuerpo de una nación alude a la identificación geográfica de un territorio que se relaciona con un discurso nacional. Territorio es un lugar que ya sido apropiado y modificado por el ser humano de acuerdo a un objetivo, pero es más preciso emplear el término territorialidad, ya que éste se entiende como el “intento de un individuo o grupo para afectar, influenciar o controlar a las personas, así como las circunstancias y relaciones, por medio de la delimitación y afirmación del poder sobre una área geográfica”[3]. La territorialidad es una manera de organizar el espacio, de establcer un conjunto de relaciones y definir el desarrollo histórico de la población que se instala en un lugar. Por eso va más allá de la geográfico.

¿Cómo se logra el efecto de que una bahía, una montaña, un valle, un bosque o un río sea  traducido como parte de una entidad política que da sentido a una comunidad? Ese es el objetivo del geo-cuerpo y se logra por medio de una de las herramientas más representativas de la ciencia moderna: la geografía; especificamente de una de sus tecnologías de representación más antiguas, es decir, los mapas.

Al hablar de mapas y representaciones se entra en el ambito del conocimiento, su produción y su empleo. Su relación con la territorialidad se encuentra al momento de exponer que, en una gran parte, los discursos nacionales se fundamentan en la concepción de dicha nación o naciones en un mapa, es decir, en su representación y el conocimiento que se usó para generar esa representación. Este proceso no es armónico sino que se da en un contexto de lucha de discursos, entendidos éstos como “un conjunto de prácticas lingüísticas que mantienen y promueven ciertas relaciones sociales”[4].

La disputa entre el discurso geográfico moderno y el pre-moderno y cómo uno desplaza al otro es lo que pone en evidencia el geo-cuerpo. El concepto se emplea para designar cierto desarrollo político que se concreta en el espacio y el tiempo durante la modernidad. Permite identificar los conocimientos geograficos previos a la instauración del geo-cuerpo y como se enfrentan unos con otros. Winichakul ejemplificó este aspecto al señalar que las comunidades indígenas de Siam (Actual Tailandia) poseían una concepción premoderna del espacio, pero conocimiento espacial al fin, que entró en conflicto y fue desplazada por las nociones modernas de nación, territorio, frontera o soberanía. Todos eran términos entrelazados que creaban una nueva experiencia del espacio y el poder y fueron reforzados, reproducidos y ejecutados por medio del geo-cuerpo de la nación. La representación espacial, el mapa, fue uno de los pilares para consolidar el discurso de la nación; primero la de Siam, y después, la de Tailandia. La tesis central de Winichakul es sencilla pero tiene una gran profundidad explicativa: fueron los mapas, elaborados no por los siameses sino por los europeos, los que crearon el geo-cuerpo de la nación. 

Los mapas de la geografía moderna tienen cinco características fundamentales en la interpretación de Winichakul: a) Como las pinturas, son representaciones bidimensionales del espacio; b) las representaciones gráficas se dan a partir de la transformación de la tridimensionalidad del espacio por medio de un método de generalización (que incluye la distorsión o la reducción), el uso de escalas y el empleo de símbolos; c) el mapa, en un ejercicio de interpretación y abstracción, tiene un relación directa con la realidad, es decir, la representa en diferentes medidas; d) el mapa solo funciona a través del lenguaje común que comparten sus productores y lectores, solo es operativo al existir una convención de sus significados; y e) el mapa tiene un fuerte poder predictivo.

De este modo,  los mapas son una codificación del espacio, elaborados a partir del método científico y las instituciones sociales de la modernidad. No obstante, también existen mapas premodernos, pero tienen un significado diferente. Muchas de las veces refieren a un ámbito ritual o religioso. Simbolizan un episodio religioso, una ruta, la representación de una narrativa de alguna travesía sagrada o un mensaje de entidades mágicas. En lo premoderno no hay mediciones ni preocupaciones por la precisión de la ubicación. No hay la intención de delimitar nada, no hay que contener algo, mucho menos la necesidad de representar gráficamente esos límites. Todo esto cambio con la aparición del Estado-nación, el cual si precisó de fijar los contornos del ejercicio del poder político.

Para ser imaginada, la nación necesita ser representada. Se requiere de una abstracción que muestre en el plano bidimensional las líneas que distinguen a una soberanía de otra: la frontera. Esta es el margen que indica la pertenencia o no a una comunidad política. Una línea en el mapa transforma radicalmente los significados, los lenguajes y las experiencias. Envía el mensaje de que el poder soberano no se comparte; es absoluto pero solo dentro de un territorio. Aparece el ellos y el nosotros, así como ‘nuestro’ espacio y los elementos que permiten crear, precisamente, los diferentes vínculos con él.


El historiador Thongchai Winichakul. Fuente: Wikipedia


El geo-cuerpo sintetiza la relación entre mapas y nacionalidad, representaciones y discursos. De alguna manera pensar en términos del geo-cuerpo de una nación es realizar una crítica a la imaginación geográfica debido a que, cómo demostró Winichakul, los mapas son ‘instrumentos letales’ para materializar proyectos políticos sobre la superficie del planeta. La geografía moderna partía del supuesto de que era la realidad la que anticipaba al mapa; sin embargo, desde la perspectiva del geo-cuerpo, este postulado se invierte: las representaciones geográficas no son elaboraciones inocentes y neutras sino una especie de modelo de lo que se pretende construir.

El geo-cuerpo tiene su origen en la abstracción de la intención política pero se produce al ser plasmado en plano de dos dimensiones. Así se comunica y crea la convención que permite imaginarlo y definirlo. Hay que pensar, por ejemplo, cuando imaginamos un país ¿qué es lo primero que viene a la mente? Muchas de las veces será su forma trazada en un mapa, es el lugar al que vincularemos otros aspectos como su cultura, gastronomía o historia. Estos elementos están delimitados territorialmente. Eso es el geo-cuerpo.

Hay que comprender el aspecto práctico y simbólico de los mapas: ¿Quiénes y cómo lo fabrican? ¿Qué significado tienen? Aquí es donde se encuentra el modelado político y algunas fuentes que ayudan a explicar el patriotismo, la lealtad, la dominación, la alteridad  e, incluso, la noción de la historia. El geo-cuerpo influye sobre la interpretación del pasado y del futuro de una comunidad. En el espacio se lee el tiempo como afirmaría Schlögel[5].

El proceso de conformación del geo-cuerpo como espacio político implica la elaboración del discurso geográfico y el discurso histórico dentro de los cánones de lo nacional. De esta manera, la frontera imaginada  y representada no solo es el margen de la soberanía sino también lo que marca la diferencia entre lo extraño y lo conocido; lo heroico y lo deleznable;  lo que es digno de recordar y lo que se está condenado al olvido; lo que debe ser conocido, lo que es preciso ignorar.

Los aspectos mencionados con anterioridad son los mensajes que están implícitos en los mapas. El discurso narrativo de la historia de la nación es lo que está detrás del trazado. Una contribución al conocimiento mediada por la intención política. Entonces, podemos complementar a Schlögel: no solo es el tiempo lo que se lee en el espacio, también la política. El análisis del geo-cuerpo de una nación, visto así, no es sobre la materialidad geográfica, los límites de la soberanía y la identificación plena de donde empieza y termina el espacio de una comunidad. El concepto permite explorar aspectos como los modos de vida de la nación, la guerra, el patriotismo o los controles aduanales; la cultura o las formas de educación; las industrias que se desarrollan o los vínculos comerciales que se establecen. También, en términos de la confrontación y desplazamiento de discursos,  es posible apreciar el proceso por el cual los ‘otros’ son convertidos en nosotros, y  viceversa. Revoluciones, independencias, guerras civiles pueden explicarse aludiendo al geo-cuerpo. Las discusiones alrededor de la frontera, el territorio y la soberanía no pueden ser  abordadas en su totalidad sin tener en cuenta este término.

El mapa como instrumento de subordinación política está en el núcleo de la definición del concepto de geo-cuerpo. Cuando Winichakul propuso el concepto de geo-cuerpo, en el año 1994, la reconfiguración del orden mundial estaba atravesando cambios significativos por el desmoronamiento del bloque socialista y la aparición de nuevos Estados y naciones. ¿Qué pasaba con las fronteras, el territorio y la soberanía en un mundo globalizado? La nación como discurso es solo una posibilidad dentro de otros ámbitos de lo político; pero también es algo histórico, es decir, efímero en el continuo del devenir, aunque una forma de organización política preponderante en los momentos actuales. En los tiempos contemporáneos, donde el nacionalismo tiene expresiones álgidas valdría la pena reflexionar sobre la propuesta del geo-cuerpo al recordar que “la nacionalidad ha sido creada arbitrariamente y artificialmente por una ciencia bien conocida: la geografía y su tecnología primera, la cartografía, a través de varios momentos de desplazamiento y confrontación de discursos”[6]


Historiador, politólogo, internacionalista. Integrante del Grupo de Estudios Sobre Eurasia. @emircalderon_


Referencias

[1] Geo-body en el título original en inglés

[2] WINICHAKUL Thongchai, Siam Mapped. A History of Geo-body of a Nation, University of Hawaii Press, Honolulu, 1994, P. 17

[3] SACK, R. D., Human Territoriality. Its Theory and History, Cambridge University Press, Cambridge, 1986, P. 19

[4] IÑIGUEZ, L. y ANTAKI, C., “El análisis del discurso en la psicología social” en Boletín de psicología, 1994, p. 63

[5] SCHLÖGEL, K., En el espacio leemos el tiempo. Sobre Historia de la civilización y geopolítica, Siruela, Madrid, 2007

[6] WINICHAKUL, op. cit., p. 17


También te podría interesar

0 comentarios

Síguenos en Facebook