Rusia, Occidente y la nueva etapa de la guerra multidimensional
febrero 27, 2025Abdiel Hernández Mendoza*
Para citar este artículo: Abdiel Hernández Mendoza, “Rusia, Occidente y la nueva etapa de la guerra multidimensional”, Blog del Grupo de Estudios Sobre Eurasia, 27 de febrero de 2025.
El
presente estudio se centra en observar la disputa mundial por el dominio del
tiempo materializado en el control de agendas estratégicas de largo plazo; es
decir, lo que sucederá después de la negociación del conflicto en Ucrania. De
la misma manera el tema espacial que indica la importancia de la redefinición
de las esferas de influencia territorial y digital. Por último, el tema del
control de un ciclo de la información y conocimiento que indica el papel del
juego de fuerzas por la hegemonía tecnológica, así como de los discursos
(también de las narrativas) que giran en torno a esta. Es en dicho escenario
Rusia buscará posicionarse como un polo de poder al orden atlantista, mientras
que Occidente seguirá en sus políticas de exclusión rusa.
Derivado
de lo anterior, es posible decir que el hilo de este trabajo radica en explicar
que el clima de desconfianza mutua entre Rusia y Occidente se profundizará en
la medida que el eje atlantista siga rehusándose a reconocer las demandas rusas
de mantener “garantías de seguridad permanentes”. Mientras este estancamiento
continúe se reforzará la transición hacia un orden multipolar en el que otros
actores, en específico la República Popular China siga aumentando su capacidad
de acumulación de recursos estratégicos y avances tecnológicos, consolidándose
como un árbitro clave, dentro de esta triada sino-rusa-estadounidense, que
reconfigura la geopolítica contemporánea.
Para dar
muestra de ello, este análisis está conformado de cuatro apartados. Primero se
muestra un breve recorrido por el Estado del Arte desde el año 2024 hasta el 25
de febrero de 2025 que parte del análisis de publicaciones indexadas en Web
of Sciences (Clarivate, 2025) bajo las variables “Rusia”, “Ucrania”,
“Guerra”, “Tecnología” y “Poder”. Con esto se identifican las tendencias
disciplinares y los sesgos en la producción Occidental; cabe mencionar que la
visualización se realizó con el software VOSviewer.
El
segundo apartado se centra en la dimensión tecnológica, explorando cómo el
conflicto en Ucrania evidencia la interdependencia entre la innovación militar,
ciberseguridad, infraestructuras críticas y el control de espacios estratégicos
como los que se reincorporaron a Rusia durante el conflicto. En cuanto a la
tercera parte de esta exposición se encuentra el tema de la trilateral,
mencionando el papel de China como el camino no occidental que se produce a
través de alianzas tecnológicas, energéticas y económicas con Rusia, hecho que
desafía la aún supremacía del dólar y las innovaciones occidentales.
Se hace también una reflexión final que destaca que el conflicto en Ucrania va más allá de lo territorial, es la manifestación de una lucha por la soberanía temporal, espacial y cognitiva; dejando ver que la estrategia rusa apunta a ser independiente en términos tecnológicos y a la generación de redes de alianzas que garanticen su poder de interlocutor clave en el orden mundial multipolar.
Estado del Arte y discusión de la literatura
La imagen 1 muestra que las publicaciones indexadas en Web
of Science (Clarivate, 2025) dan prioridad a temas asociados a
“tecnología”, “inteligencia artificial”, “geopolítica” y “relaciones
internacionales”, “seguridad energética”. entre otros, mientras que dejan de
lado elementos primordiales para explicar el conflicto, tal es el caso de los
recursos estratégicos contenidos en territorio ucraniano, hecho que se confirmó
en el ofrecimiento de estos por parte de V. Zelensky al gobierno de Donald
Trump en febrero de 2025 (BBC, 2025).
Es
importante ver esta concentración de palabras clave que reflejan un sesgo en el
conocimiento orientado a reducir el conflicto a variables técnicas o legales,
invisibilizando contextos históricos, culturales, geológicos e ideológicos,
como la orientación nazista del grupo de poder al que pertenece Zelenzky (Ripp,
abril de 2022).
En la
literatura hallada en este ejercicio bibliométrico destaca el estudio de Vysotskyi
et al. (2023) en el que se advierte que el énfasis que se realiza sobre cómo la
práctica del “poder blando” de Zelenzky resulta insuficiente para explicar el
conflicto y es necesario recurrir, entre otras a la explicación de la
resistencia rusa, la geopolítica de las infraestructuras críticas (redes de
energía, digitales, etc.).
En este
sentido, otro elemento a destacar radica en el papel de la tecnología en el
campo de batalla. Albakjaji y Almarzoqi (2023) enfatizan la no neutralidad de
las empresas como Meta o Google cuyas tecnologías son utilizadas
para el control de las narrativas. Mientras que en el conflicto también es
posible encontrar ataques DDoDS[1] (pág. 10), militarización basada en drones y el uso de
criptomonedas para realizar operaciones desean no ser rastreables (págs. 3-10).
La revisión de estos documentos permite ver que la pugna analizada va más allá de los límites que el “Estado de derecho” vigente impone. Para autores como de Oleksandr Vysotskyi (et al., 2023) es importante tomar en cuenta que las demandas de des-nazificación u la expansión de la OTAN son parte estructural del conflicto y no retórica.
Aunado a
lo anterior, cabe señalar que los tiempos en los que se desarrolla el conflicto
son identificados en el Estado del Arte, Sagild y Hsiung (2024) explican que el
constante rechazo occidental a las demandas rusas de seguridad aceleró su
acercamiento estratégico con China. Con ello –y la expansión de los BRICS– se
configuró un bloque que desafía el orden unipolar impuesto después de 1991.
El
último documento analizado es el de Suami (2024) quien argumenta sobre la "triada
constitucional" (derechos humanos, Estado de derecho, democracia), la cual
refleja un sesgo liberal que ignora la instrumentalización de las mismas para
justificar que Rusia es parte de un proceso de “deconstitucionalización” del
derecho internacional (pág. 341).
Como se evidencia, en la literatura que trata el tema dentro de esta base de datos omite el papel de los recursos estratégicos en Ucrania; es decir, omiten una de las dimensiones materiales del conflicto (elementos fundamentales para la transición energética y el control del ciclo de producción tecnológico en la era digital). Alrededor de ello, es posible ver que se articula una estrategia por parte del aun presidente de Ucrania para lograr vincularse con la agenda tecnológica estadounidense y el papel de Rusia en la interlocución con China, pensando en el reordenamiento mundial hacia el multilateralismo.
Imagen 1.
Gafo de coocurrencia de palabras clave para el conflicto
en Ucrania
Nota: realizado con la base de datos de Web of Science (Clarivate, 2025) bajo el software VOSviwer Van Eck y Waltman (2010)
Dimensión tecnológica del conflicto en Ucrania
En una
publicación del infomedio Sputnik en la red X (febrero de 2025) se explicaba el
poder tecnológico ruso en cuanto a su desarrollo tecnológico en diferentes
rubros: 1) fuentes alternas de energía y energía nuclear, 2) tecnología
militar, 3) Láseres, 4) tecnología cuántica, 5) tecnología espacial, 6)
innovaciones espaciales “fuera de serie” y 7) exploración en Marte.
Es importante comenzar a señalar que
la concentración de lo mencionado por el infomedio de comunicación ruso es
parte de la serie de innovaciones y desarrollos tecnológicos más conocidos en
el marco de la moderna revolución industrial (inteligencia artificial, Internet
de las cosas, Big Data, ciencia de materiales, etc.); sin embargo, es un
hecho que el desarrollo de lo anterior solo es posible con la garantía de
energía y los recursos para producirlos, así como con la comprensión de que, el
control de estos dos últimos elementos está en abierta disputa por Rusia, China
y Estados Unidos en estos momentos.
Sin embargo, como lo remarcan Albakjaji
y Almarzoqi (2023) el elemento tecnológico es muy amplio y este ya incluye la
disputa por la fabricación de narrativas en las plataformas digitales, entre
otras que tanto Rusia como China conocen muy bien en su historia. En estos
momentos ambos países se encuentran ante un escenario similar al de la Unión
Soviética durante la carrera tecnológica experimentada durante la Guerra Fría.
Cuando, pese a los avances sociales y tecnológicos que tenían, no fueron
capaces de exportar su modelo de modernidad porque, entre otras cosas, ignoraron
el papel mediático que utiliza desde entonces Estados Unidos en su labor de
convencimiento mundial de su papel de liderazgo en el escenario mundial.
Si bien, el escenario es diferente
también es más complejo, Rusia ve una oportunidad de entablar una relación
distinta con Estados Unidos bajo el gobierno de Donald Trump y está en el
riesgo de caer en lo que Pablo Thelman (1999, pág. 54) llamó “La luna de miel
con Occidente” la cual nunca se concretó y corre el riesgo de cambiar de rumbo
por lograr un acuerdo con Estados Unidos a favor de una salida duradera en
Ucrania.
También, es cierto que la
comunicación entre Vladimir Putin y Xi Jin Ping es más constante y el
presidente ruso comienza a hacer de interlocutor para lograr acuerdos entre las
tres naciones; no obstante, para Beijín el problema apenas comienza dado que el
tema de los aranceles, el papel de Taiwán y el ser el país con mayores reservas
de tierras raras le pone en otro contexto, diferente al ruso.
Ucrania comienza a dimensionarse
entonces más allá de una expansión territorial basada en la ampliación de las
fronteras, en su subsuelo se encuentran “yacimientos de 22 de los 34 minerales
considerados críticos por la Unión Europea” (Townley, febrero de 2025), dejando
ver el porqué de las preocupaciones de los miembros de la cúpula europea por
dejar de ser participantes activos del conflicto. En el escenario de que
Zelenzky acepte las prerrogativas de Trump, en Europa se verán afectados por no
tener acceso a los recursos que necesitan para participar de manera activa en
la moderna carrera tecnológica. Comprando por intermediarios los recursos que
ya están en control ruso y los que quedarán bajo control de Estados Unidos.
En la imagen 1 elaborada por el
tanque de pensamiento We Build Ukraine (2024) es posible ver de manera
visual lo que representa en términos de pérdida de recursos críticos la
reincorporación a Rusia de Lugansk, Donietsk, Mauripol, Melitopol. Kherson,
Sebastopol y su avanzada hacia Kharkiv, Zhaporizhzhia, Dnipro y Odesa.
Se trata de recursos críticos: yacimientos de hidrocarburos convencionales y no convencionales, dolomita, lutitas (fracking), caolín, litio, hierro, oro, plomo zinc, tierras raras, titanio, berilio, manganeso, entre otros de suma importancia para la actual carrera científica-tecnológica-militar-industrial-financiera.
Imagen 2.
Fuente: extraído de We Build Ukraine (2024)
Nueva etapa de la “multilateralidad”
Este escenario se sustenta en seis
fenómenos interrelacionados que van tomando forma y a su vez validan la tesis
de la reconfiguración multilateral.
1.
La reemergencia de la diplomacia “secreta” como
instrumento de negociación. Si bien, nunca se fue este tipo de práctica, las
reuniones discretas llevadas a cabo entre potencias –ver la reciente cumbre en
Arabia Saudita en la que se reunieron Rusia y Estados Unidos– evidencian un
retorno a canales no públicos o reconocidos como las organizaciones
gubernamentales para gestionar las crisis; dejando ver con ello la priorización
de intereses estratégicos particulares de las grandes potencias postconflicto
(The Wall Street Journal, 2025).
2.
Estrategias de desgaste en el contexto de la disputa
hegemónica. Dando por hecho que las grandes potencias están librando
una guerra no convencional y multidimensional entre bloques (Eurasia contra
Occidente), estas se centrarán ahora en erosionar las capacidades de los
adversarios a través de sanciones (v. gr. arancelarias), control de
territorios ricos en recursos críticos, direccionamiento de la democracia vía
reconocimiento internacional y guerra económica; disminuyendo, por el momento,
las confrontaciones militares directas. Vale destacar aquí que D Trump buscará
debilitar por todos los medios a los BRICS, promoviendo acuerdos bilaterales
–ya lo hace en otros espacios mediante la reactivación de licencias petroleras
en Venezuela y las amenazas a Canadá–. En este sentido, también se buscará
alejar a Rusia del bloque no Occidental (Townley, 2025; Trump, 2025a, como se
cita en The Wall Street Journal, 2025; Alerta News 24, 2025).
3.
Relación estratégica y cautelosa entre Rusia y Estados
Unidos. Como se sabe, durante la primera reunión en Arabia Saudita no se dio a
conocer de manera pública algún acuerdo concreto sobre las relaciones entre
ambas naciones o sobre la crisis en Ucrania. Rusia dejó ver que, a diferencia
de 2016-2020, Moscú evita alinearse de manera inmediata con la agenda de D.
Trump; el ser país intermediario con China y las alianzas estratégicas formadas
durante la era de J Biden le permiten ahora a Moscú priorizar su autonomía
tecnológica y fortalecer el bloque BRICS+.
4.
Prioridad en el control de los recursos críticos en las
agendas geopolíticas. Garantizar una posición en el ciclo de producción de
innovaciones tecnológicas está ligado sobremanera a poseer litio, tierras
raras, titanio, hidrocarburos y otros recursos, los cuales garantizan la
transición energética y tecnológica en el mundo (Townley, 2025).
5.
Periferización de Europa en la toma de decisiones dentro
de la coyuntura de la revolución digital. Alemania, España, Francia y en
menor medida Reino Unido enfrentan una contracción de su influencia respecto a
su participación en las cadenas de suministro tecnológico y están a punto de
entrar en una esfera de dependencia energética más fuerte –ver la escalada de
precios–; dichas naciones estarán sujetas a las políticas de quienes controlan
el mercado de recursos estratégicos.
6. Recrudecimiento de la guerra de narrativas y control de los medios de infocomunicación. La gig economy, la plataformización de los procesos y de la economía sobre la que operan los medios digitales, se presentan como otro campo de confrontación en la producción de tendencias tendientes a legitimar agendas (Trump, 2025a, como se cita en The Wall Street Journal, 2025; Alerta News 24, 2025). Aquí será visible la judizalización de discursos que refuerzan polarizaciones ideológicas. Al respecto, se recomienda comprender en este contexto el caso de Calin Georgescu (RT en Español, 2025).
Reflexión final: más allá de lo territorial
El pragmatismo
que impulsa Donald Trump en su segundo periodo es sui generis. Actúa
bajo un enfoque jacksoniano (Andrew Jackson) centrado en la expansión de
su soberanía y el estilo de negociación bilateral (no en bloque). Con ello
busca contactos directos con el gobierno de Moscú y de manera segura comenzará
a hacer lo mismo con Beijín en un intento de redefinir agendas temporales y
priorizar acuerdos a corto plazo con miras a debilitar a los BRICS e intentar
con ello, también, evitar el avance chino. Sin embargo, en este proceso se
verán cesiones de parte de Washington como el evitar compromisos con Taiwán y la
promoción de inversiones chinas dentro de territorio estadounidense.
En el mismo sentido, se identifica
que la estrategia de D Trump en torno a la geopolítica de los espacios
estratégicos se centra en fracturar la unidad del eje sino-ruso mientras que
mantiene con ellos los canales abiertos para explotar, transformar y vender
recursos críticos (léase aquí la oferta de Zelenzky). Valiéndose de la política
de “firma de órdenes ejecutivas” y una retórica antimultilateralista (amenazas
arancelarias contra la Unión Europea y de integración de Canadá o Groenlandia)
deja ver que existe una pugna por el control de las narrativas que, hasta su
llegada, legitimaban a las instituciones tradicionales (ONU, USAID, CIA, etc.),
reforzando la autosuficiencia estadounidense.
Por su parte, la alineación de
Alemania, Canadá y Francia con los intereses de Estados Unidos, pese a sus
resistencias simbólicas como la insistencia a seguir imponiendo sanciones hacia
Rusia, evidencia su transición hacia la periferia del poder global, lo cual se
debe a: 1) su dependencia espacial, v. gr. Europa carece de acceso
directo a recursos críticos controlados por Rusia, China y Estados Unidos
(Vietnam y Brasil también tienen un papel importante en este sentido), y 2)
cayeron en una subordinación a las agendas tecnológicas y energéticas que tome
la triada China-Rusia-Estados Unidos, limitando así su capacidad de influir en
la transición multilateral.
Para finalizar, Estados Unidos votó en contra de una Resolución presentada en la ONU el 26 de febrero de 2025, la cual favorecía a Ucrania en términos simbólicos; no obstante lo que simbolizó fue la fragmentación atlantista y el surgimiento de una nueva etapa multilateral basada en negociaciones soberanas caracterizadas por la promoción de garantías de seguridad impulsadas por Rusia y China y, muy importante, el control del conocimiento desde diferentes frentes: los medios de infocomunicación, tecnologías digitales, recursos estratégicos; no se trata de poseer los recursos, se trata de saber qué hacer con estos.
La resistencia que poseemos
No es que se acabe la multipolaridad, se termina el ciclo hegemónico de la multilateralidad occidental.
* Escuela Nacional de Estudios Superiores Unidad Juriquilla de la UNAM, Grupo de Estudios Sobre Eurasia, miembro del PAPIME < PE307224>
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[1] “Ataques de denegación distribuida de servicio (DDoS) […] aprovecha[n]
los límites de capacidad específicos que se aplican a cualquier recurso de red,
[…] envía[n] varias solicitudes al recurso web atacado, con la intención de
desbordar la capacidad del sitio web para administrar varias solicitudes y de
evitar que este funcione correctamente.” (Kaspersky, 2025).
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