Rusia, Occidente y la nueva etapa de la guerra multidimensional

febrero 27, 2025

 Abdiel Hernández Mendoza*

Para citar este artículo: Abdiel Hernández Mendoza, “Rusia, Occidente y la nueva etapa de la guerra multidimensional”, Blog del Grupo de Estudios Sobre Eurasia, 27 de febrero de 2025.

El año 2025 es testigo de un punto de inflexión en la geopolítica rusa, el cual se verá reflejado en el rediseño de su política exterior y su agenda de seguridad nacional. Si bien, desde el inicio de la denominada Operación especial (Asamblea Federal de la Federación Rusa, 2022), Moscú dejo ver dos ejes que se priorizaron: una onda de expansión territorial sobre territorio ucraniano y otra relacionada con la contención de las políticas occidentales lideradas por Estados Unidos y los centros de poder de la Unión Europea. Aunado a ello, se libró una lucha mediática para legitimar otras causas subyacentes en esta confrontación como la des-nazificación de Ucrania y la histórica oposición al desarrollo expansionista de la Organización del Tratado Atlántico Norte (Sánchez, 2003).

            El presente estudio se centra en observar la disputa mundial por el dominio del tiempo materializado en el control de agendas estratégicas de largo plazo; es decir, lo que sucederá después de la negociación del conflicto en Ucrania. De la misma manera el tema espacial que indica la importancia de la redefinición de las esferas de influencia territorial y digital. Por último, el tema del control de un ciclo de la información y conocimiento que indica el papel del juego de fuerzas por la hegemonía tecnológica, así como de los discursos (también de las narrativas) que giran en torno a esta. Es en dicho escenario Rusia buscará posicionarse como un polo de poder al orden atlantista, mientras que Occidente seguirá en sus políticas de exclusión rusa.

Kremlin de Moscú, Fuente: Diario AS

            Derivado de lo anterior, es posible decir que el hilo de este trabajo radica en explicar que el clima de desconfianza mutua entre Rusia y Occidente se profundizará en la medida que el eje atlantista siga rehusándose a reconocer las demandas rusas de mantener “garantías de seguridad permanentes”. Mientras este estancamiento continúe se reforzará la transición hacia un orden multipolar en el que otros actores, en específico la República Popular China siga aumentando su capacidad de acumulación de recursos estratégicos y avances tecnológicos, consolidándose como un árbitro clave, dentro de esta triada sino-rusa-estadounidense, que reconfigura la geopolítica contemporánea.

            Para dar muestra de ello, este análisis está conformado de cuatro apartados. Primero se muestra un breve recorrido por el Estado del Arte desde el año 2024 hasta el 25 de febrero de 2025 que parte del análisis de publicaciones indexadas en Web of Sciences (Clarivate, 2025) bajo las variables “Rusia”, “Ucrania”, “Guerra”, “Tecnología” y “Poder”. Con esto se identifican las tendencias disciplinares y los sesgos en la producción Occidental; cabe mencionar que la visualización se realizó con el software VOSviewer.

            El segundo apartado se centra en la dimensión tecnológica, explorando cómo el conflicto en Ucrania evidencia la interdependencia entre la innovación militar, ciberseguridad, infraestructuras críticas y el control de espacios estratégicos como los que se reincorporaron a Rusia durante el conflicto. En cuanto a la tercera parte de esta exposición se encuentra el tema de la trilateral, mencionando el papel de China como el camino no occidental que se produce a través de alianzas tecnológicas, energéticas y económicas con Rusia, hecho que desafía la aún supremacía del dólar y las innovaciones occidentales.

            Se hace también una reflexión final que destaca que el conflicto en Ucrania va más allá de lo territorial, es la manifestación de una lucha por la soberanía temporal, espacial y cognitiva; dejando ver que la estrategia rusa apunta a ser independiente en términos tecnológicos y a la generación de redes de alianzas que garanticen su poder de interlocutor clave en el orden mundial multipolar.

Estado del Arte y discusión de la literatura

La imagen 1 muestra que las publicaciones indexadas en Web of Science (Clarivate, 2025) dan prioridad a temas asociados a “tecnología”, “inteligencia artificial”, “geopolítica” y “relaciones internacionales”, “seguridad energética”. entre otros, mientras que dejan de lado elementos primordiales para explicar el conflicto, tal es el caso de los recursos estratégicos contenidos en territorio ucraniano, hecho que se confirmó en el ofrecimiento de estos por parte de V. Zelensky al gobierno de Donald Trump en febrero de 2025 (BBC, 2025).

            Es importante ver esta concentración de palabras clave que reflejan un sesgo en el conocimiento orientado a reducir el conflicto a variables técnicas o legales, invisibilizando contextos históricos, culturales, geológicos e ideológicos, como la orientación nazista del grupo de poder al que pertenece Zelenzky (Ripp, abril de 2022).

            En la literatura hallada en este ejercicio bibliométrico destaca el estudio de Vysotskyi et al. (2023) en el que se advierte que el énfasis que se realiza sobre cómo la práctica del “poder blando” de Zelenzky resulta insuficiente para explicar el conflicto y es necesario recurrir, entre otras a la explicación de la resistencia rusa, la geopolítica de las infraestructuras críticas (redes de energía, digitales, etc.).

            En este sentido, otro elemento a destacar radica en el papel de la tecnología en el campo de batalla. Albakjaji y Almarzoqi (2023) enfatizan la no neutralidad de las empresas como Meta o Google cuyas tecnologías son utilizadas para el control de las narrativas. Mientras que en el conflicto también es posible encontrar ataques DDoDS[1] (pág. 10), militarización basada en drones y el uso de criptomonedas para realizar operaciones desean no ser rastreables (págs. 3-10).

            La revisión de estos documentos permite ver que la pugna analizada va más allá de los límites que el “Estado de derecho” vigente impone. Para autores como de Oleksandr Vysotskyi (et al., 2023) es importante tomar en cuenta que las demandas de des-nazificación u la expansión de la OTAN son parte estructural del conflicto y no retórica.

            Aunado a lo anterior, cabe señalar que los tiempos en los que se desarrolla el conflicto son identificados en el Estado del Arte, Sagild y Hsiung (2024) explican que el constante rechazo occidental a las demandas rusas de seguridad aceleró su acercamiento estratégico con China. Con ello –y la expansión de los BRICS– se configuró un bloque que desafía el orden unipolar impuesto después de 1991.

            El último documento analizado es el de Suami (2024) quien argumenta sobre la "triada constitucional" (derechos humanos, Estado de derecho, democracia), la cual refleja un sesgo liberal que ignora la instrumentalización de las mismas para justificar que Rusia es parte de un proceso de “deconstitucionalización” del derecho internacional (pág. 341).

            Como se evidencia, en la literatura que trata el tema dentro de esta base de datos omite el papel de los recursos estratégicos en Ucrania; es decir, omiten una de las dimensiones materiales del conflicto (elementos fundamentales para la transición energética y el control del ciclo de producción tecnológico en la era digital). Alrededor de ello, es posible ver que se articula una estrategia por parte del aun presidente de Ucrania para lograr vincularse con la agenda tecnológica estadounidense y el papel de Rusia en la interlocución con China, pensando en el reordenamiento mundial hacia el multilateralismo.

Imagen 1.

Gafo de coocurrencia de palabras clave para el conflicto en Ucrania

 

 

Nota: realizado con la base de datos de Web of Science (Clarivate, 2025) bajo el software VOSviwer Van Eck y Waltman (2010)

Dimensión tecnológica del conflicto en Ucrania

En una publicación del infomedio Sputnik en la red X (febrero de 2025) se explicaba el poder tecnológico ruso en cuanto a su desarrollo tecnológico en diferentes rubros: 1) fuentes alternas de energía y energía nuclear, 2) tecnología militar, 3) Láseres, 4) tecnología cuántica, 5) tecnología espacial, 6) innovaciones espaciales “fuera de serie” y 7) exploración en Marte.

            Es importante comenzar a señalar que la concentración de lo mencionado por el infomedio de comunicación ruso es parte de la serie de innovaciones y desarrollos tecnológicos más conocidos en el marco de la moderna revolución industrial (inteligencia artificial, Internet de las cosas, Big Data, ciencia de materiales, etc.); sin embargo, es un hecho que el desarrollo de lo anterior solo es posible con la garantía de energía y los recursos para producirlos, así como con la comprensión de que, el control de estos dos últimos elementos está en abierta disputa por Rusia, China y Estados Unidos en estos momentos.

            Sin embargo, como lo remarcan Albakjaji y Almarzoqi (2023) el elemento tecnológico es muy amplio y este ya incluye la disputa por la fabricación de narrativas en las plataformas digitales, entre otras que tanto Rusia como China conocen muy bien en su historia. En estos momentos ambos países se encuentran ante un escenario similar al de la Unión Soviética durante la carrera tecnológica experimentada durante la Guerra Fría. Cuando, pese a los avances sociales y tecnológicos que tenían, no fueron capaces de exportar su modelo de modernidad porque, entre otras cosas, ignoraron el papel mediático que utiliza desde entonces Estados Unidos en su labor de convencimiento mundial de su papel de liderazgo en el escenario mundial.

            Si bien, el escenario es diferente también es más complejo, Rusia ve una oportunidad de entablar una relación distinta con Estados Unidos bajo el gobierno de Donald Trump y está en el riesgo de caer en lo que Pablo Thelman (1999, pág. 54) llamó “La luna de miel con Occidente” la cual nunca se concretó y corre el riesgo de cambiar de rumbo por lograr un acuerdo con Estados Unidos a favor de una salida duradera en Ucrania.

            También, es cierto que la comunicación entre Vladimir Putin y Xi Jin Ping es más constante y el presidente ruso comienza a hacer de interlocutor para lograr acuerdos entre las tres naciones; no obstante, para Beijín el problema apenas comienza dado que el tema de los aranceles, el papel de Taiwán y el ser el país con mayores reservas de tierras raras le pone en otro contexto, diferente al ruso.

            Ucrania comienza a dimensionarse entonces más allá de una expansión territorial basada en la ampliación de las fronteras, en su subsuelo se encuentran “yacimientos de 22 de los 34 minerales considerados críticos por la Unión Europea” (Townley, febrero de 2025), dejando ver el porqué de las preocupaciones de los miembros de la cúpula europea por dejar de ser participantes activos del conflicto. En el escenario de que Zelenzky acepte las prerrogativas de Trump, en Europa se verán afectados por no tener acceso a los recursos que necesitan para participar de manera activa en la moderna carrera tecnológica. Comprando por intermediarios los recursos que ya están en control ruso y los que quedarán bajo control de Estados Unidos.

            En la imagen 1 elaborada por el tanque de pensamiento We Build Ukraine (2024) es posible ver de manera visual lo que representa en términos de pérdida de recursos críticos la reincorporación a Rusia de Lugansk, Donietsk, Mauripol, Melitopol. Kherson, Sebastopol y su avanzada hacia Kharkiv, Zhaporizhzhia, Dnipro y Odesa.

            Se trata de recursos críticos: yacimientos de hidrocarburos convencionales y no convencionales, dolomita, lutitas (fracking), caolín, litio, hierro, oro, plomo zinc, tierras raras, titanio, berilio, manganeso, entre otros de suma importancia para la actual carrera científica-tecnológica-militar-industrial-financiera.

Imagen 2.

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Fuente: extraído de We Build Ukraine (2024)

Nueva etapa de la “multilateralidad”

 El recrudecimiento de la crisis en Ucrania en 2022 marcó un cambio en las Relaciones Internacionales, sin ser evidentes sus implicaciones en un primer momento. A tres años de su escalada, es posible identificar características que delinean una “nueva etapa de la multilateralidad” basada en el enfriamiento de los conflictos abiertos, transitando a negociaciones basadas en el posicionamiento de los principales actores en territorios geopolíticos críticos.

            Este escenario se sustenta en seis fenómenos interrelacionados que van tomando forma y a su vez validan la tesis de la reconfiguración multilateral.

1.     La reemergencia de la diplomacia “secreta” como instrumento de negociación. Si bien, nunca se fue este tipo de práctica, las reuniones discretas llevadas a cabo entre potencias –ver la reciente cumbre en Arabia Saudita en la que se reunieron Rusia y Estados Unidos– evidencian un retorno a canales no públicos o reconocidos como las organizaciones gubernamentales para gestionar las crisis; dejando ver con ello la priorización de intereses estratégicos particulares de las grandes potencias postconflicto (The Wall Street Journal, 2025).

2.     Estrategias de desgaste en el contexto de la disputa hegemónica. Dando por hecho que las grandes potencias están librando una guerra no convencional y multidimensional entre bloques (Eurasia contra Occidente), estas se centrarán ahora en erosionar las capacidades de los adversarios a través de sanciones (v. gr. arancelarias), control de territorios ricos en recursos críticos, direccionamiento de la democracia vía reconocimiento internacional y guerra económica; disminuyendo, por el momento, las confrontaciones militares directas. Vale destacar aquí que D Trump buscará debilitar por todos los medios a los BRICS, promoviendo acuerdos bilaterales –ya lo hace en otros espacios mediante la reactivación de licencias petroleras en Venezuela y las amenazas a Canadá–. En este sentido, también se buscará alejar a Rusia del bloque no Occidental (Townley, 2025; Trump, 2025a, como se cita en The Wall Street Journal, 2025; Alerta News 24, 2025).

3.     Relación estratégica y cautelosa entre Rusia y Estados Unidos. Como se sabe, durante la primera reunión en Arabia Saudita no se dio a conocer de manera pública algún acuerdo concreto sobre las relaciones entre ambas naciones o sobre la crisis en Ucrania. Rusia dejó ver que, a diferencia de 2016-2020, Moscú evita alinearse de manera inmediata con la agenda de D. Trump; el ser país intermediario con China y las alianzas estratégicas formadas durante la era de J Biden le permiten ahora a Moscú priorizar su autonomía tecnológica y fortalecer el bloque BRICS+.

4.     Prioridad en el control de los recursos críticos en las agendas geopolíticas. Garantizar una posición en el ciclo de producción de innovaciones tecnológicas está ligado sobremanera a poseer litio, tierras raras, titanio, hidrocarburos y otros recursos, los cuales garantizan la transición energética y tecnológica en el mundo (Townley, 2025).

5.     Periferización de Europa en la toma de decisiones dentro de la coyuntura de la revolución digital. Alemania, España, Francia y en menor medida Reino Unido enfrentan una contracción de su influencia respecto a su participación en las cadenas de suministro tecnológico y están a punto de entrar en una esfera de dependencia energética más fuerte –ver la escalada de precios–; dichas naciones estarán sujetas a las políticas de quienes controlan el mercado de recursos estratégicos.

6.     Recrudecimiento de la guerra de narrativas y control de los medios de infocomunicación. La gig economy, la plataformización de los procesos y de la economía sobre la que operan los medios digitales, se presentan como otro campo de confrontación en la producción de tendencias tendientes a legitimar agendas (Trump, 2025a, como se cita en The Wall Street Journal, 2025; Alerta News 24, 2025). Aquí será visible la judizalización de discursos que refuerzan polarizaciones ideológicas. Al respecto, se recomienda comprender en este contexto el caso de Calin Georgescu (RT en Español, 2025).

Reflexión final: más allá de lo territorial

El pragmatismo que impulsa Donald Trump en su segundo periodo es sui generis. Actúa bajo un enfoque jacksoniano (Andrew Jackson) centrado en la expansión de su soberanía y el estilo de negociación bilateral (no en bloque). Con ello busca contactos directos con el gobierno de Moscú y de manera segura comenzará a hacer lo mismo con Beijín en un intento de redefinir agendas temporales y priorizar acuerdos a corto plazo con miras a debilitar a los BRICS e intentar con ello, también, evitar el avance chino. Sin embargo, en este proceso se verán cesiones de parte de Washington como el evitar compromisos con Taiwán y la promoción de inversiones chinas dentro de territorio estadounidense.

            En el mismo sentido, se identifica que la estrategia de D Trump en torno a la geopolítica de los espacios estratégicos se centra en fracturar la unidad del eje sino-ruso mientras que mantiene con ellos los canales abiertos para explotar, transformar y vender recursos críticos (léase aquí la oferta de Zelenzky). Valiéndose de la política de “firma de órdenes ejecutivas” y una retórica antimultilateralista (amenazas arancelarias contra la Unión Europea y de integración de Canadá o Groenlandia) deja ver que existe una pugna por el control de las narrativas que, hasta su llegada, legitimaban a las instituciones tradicionales (ONU, USAID, CIA, etc.), reforzando la autosuficiencia estadounidense.

            Por su parte, la alineación de Alemania, Canadá y Francia con los intereses de Estados Unidos, pese a sus resistencias simbólicas como la insistencia a seguir imponiendo sanciones hacia Rusia, evidencia su transición hacia la periferia del poder global, lo cual se debe a: 1) su dependencia espacial, v. gr. Europa carece de acceso directo a recursos críticos controlados por Rusia, China y Estados Unidos (Vietnam y Brasil también tienen un papel importante en este sentido), y 2) cayeron en una subordinación a las agendas tecnológicas y energéticas que tome la triada China-Rusia-Estados Unidos, limitando así su capacidad de influir en la transición multilateral.

            Para finalizar, Estados Unidos votó en contra de una Resolución presentada en la ONU el 26 de febrero de 2025, la cual favorecía a Ucrania en términos simbólicos; no obstante lo que simbolizó fue la fragmentación atlantista y el surgimiento de una nueva etapa multilateral basada en negociaciones soberanas caracterizadas por la promoción de garantías de seguridad impulsadas por Rusia y China y, muy importante, el control del conocimiento desde diferentes frentes: los medios de infocomunicación, tecnologías digitales, recursos estratégicos; no se trata de poseer los recursos, se trata de saber qué hacer con estos.


La resistencia que poseemos

No es que se acabe la multipolaridad, se termina el ciclo hegemónico de la multilateralidad occidental.


* Escuela Nacional de Estudios Superiores Unidad Juriquilla de la UNAM, Grupo de Estudios Sobre Eurasia, miembro del PAPIME < PE307224>

Fuentes de consulta:

 

Albakjaji, M., & Almarzoqi, R. (2023). The Impact of Digital Technology on International Relations: The Case of the War between Russia and Ukraine. Access to Justice in Eastern Europe, 2 (19), 1–17. https://doi.org/10.33327/AJEE-18-6.2-a000203

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Asamblea Federal de la Federación Rusa. (2022). Resolución del Consejo de la Federación de la Asamblea Federal de la Federación de Rusia de 22 de febrero de 2022 No. 35-SF. "Sobre el uso de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia fuera del territorio de la Federación de Rusia". http://publication.pravo.gov.ru/document/0001202202240001 [En ruso].

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[1] “Ataques de denegación distribuida de servicio (DDoS) […] aprovecha[n] los límites de capacidad específicos que se aplican a cualquier recurso de red, […] envía[n] varias solicitudes al recurso web atacado, con la intención de desbordar la capacidad del sitio web para administrar varias solicitudes y de evitar que este funcione correctamente.” (Kaspersky, 2025).

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