El nacimiento de la relación México-Rusia

agosto 05, 2020

Por: Imelda Ibañez Guzmán*

Para citar este artículo: Imelda Ibañez Guzmán, "El nacimiento de la relación México-Rusia", Blog del Grupo de Estudios Sobre Eurasia, 5 de agosto de 2020, https://euroasiaticos.blogspot.com/2020/08/el-nacimiento-de-la-relacion-mexico.html. 

La historia del establecimiento de la relación México – Rusia, vista desde el contexto político mundial de fines del Siglo XIX, permite identificar los motivos por los que se definieron y establecieron los primeros contactos diplomáticos que acercaron a ambos Estados entre 1889 y 1890. Al respecto, se argumenta que con la consolidación de México como República y el nacimiento de una política exterior nacionalista se inició la búsqueda de la pluralidad para fortalecer su posición en el ámbito internacional. 


Inicios

Entre 1821 y 1854 México como Estado independiente pasó por diversos procesos para definir cuál sería el modelo de nación que lo representara ante el mundo. Los permanentes conflictos internos entre conservadores y liberales mantuvieron al país en una constante confrontación y fragmentación.

Uno de los primeros contactos del Imperio Ruso con México fue el mensaje del Zar Nicolás I en el que destacaba que no lo reconocería como Estado soberano tan pronto como lo hizo Estados Unidos, sin embargo, sabía que era importante mantener buena relación comercial entre las colonias rusas de América, ya que la región era un buen punto de abastecimiento para dichas posesiones. Más aun, por medio de la Compañía ruso-estadounidense, pretendía llegar a un acuerdo para que le vendiera parte de territorio de California y con ello ampliar Fort Ross en la costa del Pacífico.

Es interesante destacar que, previo a la invasión estadounidense a México en 1847, la falta de organización por parte del gobierno mexicano, hizo que la coyuntura favoreciera más al gobierno estadounidense debido a que hubo un nulo esfuerzo diplomático para buscar el acuerdo con Rusia, mismo que pudo utilizar como contrapeso.

Por otro lado, en el ámbito europeo, Rusia habiéndose establecido en los mares Báltico y Negro se convirtió en una de las grandes potencias mundiales. La presencia de su Flota en el sur aseguraba el paso de barcos de guerra a través del Bósforo y los Dardanelos con el objetivo de mantener más influencia sobre Europa, además de haber pactado alianzas con Gran Bretaña y Francia y de recibir la costa este del mar Negro bajo un acuerdo con Turquía.

Poco a poco, Rusia influía más en los asuntos europeos, pero la alianza con Gran Bretaña se rompió para enfrentarse en un bloque contra ellos en la Guerra de Crimea, (1853- 1856). Bajo esas circunstancias, el resultado de la confrontación ruso-europea en Crimea cambió el equilibrio hasta entonces establecido en el Congreso de Viena y mermó la posición rusa en el ámbito regional. Sin embargo, en 1871 con el canciller Gorchakov, se negociaron las condiciones que quitaron la restricción a su país y proporcionaron los medios para su desarrollo económico en el último tercio del Siglo XIX.

En cuanto a las negociaciones por la compra-venta de Alaska que iniciaron en 1854, y se interrumpieron por la Guerra de Crimea y la Civil en Estados Unidos, fue hasta 1866 que se reanudaron y concluyeron en 1867 con el Acuerdo mediante el cual Estados Unidos adquirió a Rusia: Alaska, las Islas Aleutinas, San Lorenzo, Diomeda y las Islas Príbilot por 7.2 millones de dólares.

Fue en este contexto internacional que el gobierno juarista en el exilio buscó el contacto con Rusia tanto como un factor de prestigio como una estrategia para disuadir a las potencias que intervinieron al país durante esos años y, a pesar, del reconocimiento del gobierno de Maximiliano por parte del Zar Alejandro II, la diplomacia republicana garantizó que no se formalizara porque Rusia, en lugar de mandar un embajador, solamente envío un agente diplomático.    

Con la derrota del Imperio de Maximiliano, México empezó un nuevo periodo en su historia y, bajo la égida del nacionalismo liberal, trató de reconstruir y consolidar al Estado. En cuanto a Política Exterior llevó a abstenerse (en ese momento) de toda relación diplomática con los países que habían reconocido al Imperio, con el argumento que, al hacerlo, habían dado por terminados los antiguos tratados firmados con la República.

Acercamiento

La Doctrina Juárez que se pronunció en el mensaje que el presidente leyó ante el Congreso el 8 de diciembre de 1867, estableció las condiciones en las que México estaba dispuesto a restablecer sus relaciones con el exterior: desconocimiento de los tratados con los países intervencionistas; no más acuerdos desventajosos; y la reanudación de relaciones se consideraría a partir de la solicitud de los países que habían participado en la intervención armada. Esta doctrina rigió la política exterior.

En la búsqueda de un nuevo acercamiento a Rusia, se destaca que México fue visitado por viajeros y escritores rusos para estudiar la cultura mesoamericana y fue la migración rusa la que contribuyó al fortalecimiento de los contactos políticos y socioculturales.

El 27 de enero de 1887 se concretaron los primeros pasos pendientes para el establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos Estados gracias al trabajo del enviado espacial mexicano: Ángel Núñez Ortega y, por el lado de Rusia a el Coronel Nikolay De Chichagov quienes promovieron el acercamiento diplomático.

El Coronel Chichagov se dirigió al Zar Alejandro III mediante una recomendación y al poco tiempo ya había respuesta del gobierno ruso para dar inicio al establecimiento de relaciones diplomáticas, dicho trabajo quedo establecido el día 14 de enero de 1890 al designar a Pedro Rincón Gallardo como Ministro de México en Rusia y al barón Román Romanovich De Rosen el 1° de agosto de 1891 como Ministro Plenipotenciario de Rusia en México.

En conclusión, el inicio de la relación México-Rusia que tuvo lugar en la segunda mitad del Siglo XIX, muestra que el principal factor que contribuyó al acercamiento diplomático de los dos Estados fue, por el lado mexicano: la búsqueda de contrapesos para enfrentar la influencia de Inglaterra, Francia y Estados Unidos, además de iniciar, fortalecer y diversificar la cooperación internacional de la República. Por el lado ruso, con el Zar Alejandro III, la decisión de fomentar la relación con México resultó de la prioridad que dio al reorganizar una política exterior estable que se caracterizara por la búsqueda de socios confiables y el apoyo de la relación pacífica con otros Estados.

Candidata al grado de Doctor en Ciencias Políticas y Sociales por el Programa de Posgrado en Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México.

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