Para citar este artículo: Emir Gonzáles Calderón, "La Gran Eurasia y Ayotzinapa", Blog del Grupo de Estudios Sobre Eurasia, 23 de septiembre de 2020, https://euroasiaticos.blogspot.com/2020/09/la-gran-eurasia-y-ayotzinapa_23.html. 

El 26 de septiembre de 2014 un grupo de estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, mejor conocida como Normal de Ayotzinapa[1], realizaron una serie de actividades para obtener recursos económicos y materiales que les permitieran acudir, unos días después, a una manifestación en la Ciudad de México. Decenas de normalistas se trasladaron a la ciudad de Iguala, Guerrero, a 126 kilómetros de la escuela, para obtener autobuses y así transportar a  sus compañeros. Sin embargo, fue en esta última localidad donde entre esa noche del 26 y la madrugada del 27, sucedieron una serie de eventos que culminaron, entre otras situaciones violentas, con la desaparición de 43 estudiantes.  Ahora decir ‘Ayotzinapa’ es remitirse en automático a estos acontecimientos.

Hace unos meses salió a la luz el libro Eurasia, aproximaciones nuevas configuraciones glocales[2], en donde miembros del Grupo de Estudios Sobre Eurasia (GESE) realizamos una serie de estudios que posicionan a la ‘Gran Eurasia’ como el área donde se encuentra la directriz de ciertos procesos globalizantes. Desde nuestra realidad latinoamericana debemos reflexionar sobre qué tan inmiscuidos están los hechos que aquí ocurren con otras áreas del globo. Si reparamos en esta cuestión, quizá encontremos una perspectiva diferente de actores y factores cotidianos. Un ejercicio de esta naturaleza busca responder ¿Qué relación guarda la Gran Eurasia con eventos como los de la noche de Iguala, en donde fueron desaparecidos 43 estudiantes?

I. Drogas y narcotraficantes

Históricamente el estado de Guerrero ha estado ligado al narcotráfico y a la violencia política. En la década de 2010 el contexto de las cadenas globales de drogas, así como el de la corrupción política y la impunidad del Estado a nivel nacional,  lo colocaron como una de las entidades con mayor vulnerabilidad frente a estos fenómenos. En esos años en Estados Unidos había una gran demanda de productos a base de opio y sus derivados. Hasta 2015, el mayor número de muertes por sobredosis en ese país fue por consumo de heroína, seguido de cocaína y metanfetaminas. Algunos de los encargados de transportar ilegalmente estas drogas hacia territorio estadounidense eran los grupos mexicanos del crimen organizado.

En Guerrero, muchos de esos grupos tienen sus bases de operaciones en la Sierra Madre del Sur, donde controlan miles de hectáreas de cultivos ilícitos, extorsionan a comunidades y campesinos, e incluso, tienen sofisticados laboratorios clandestinos para procesar drogas sintéticas, las cuales venden en centros turísticos como Acapulco o destinan a la exportación de contrabando[3].

A la sierra de Guerrero llegan precursores químicos desde Asia, vía el puerto de Lázaro Cárdenas, para fabricar drogas sintéticas. En los laboratorios clandestinos guerrerenses se procesan drogas como la ‘china blanca’, una mezcla de fentanilo con heroína, misma que se trafica hacia las principales ciudades de Estados Unidos. Un paso vital de esta ruta es la ciudad de Iguala, donde de acuerdo con investigaciones policiacas y periodísticas, existe toda una red de contrabando que involucra a crimen organizado, funcionarios públicos y operadores de transporte concesionario, ya que la droga es llevada hacia la Ciudad de México en camiones de pasajeros[4]. De ahí que  las líneas de investigación sobre algunos de los autobuses tomados por los normalistas se relacionen con el narcotráfico. Específicamente se han señalado en este tema los llamados ‘quinto’[5] y ‘sexto’[6] autobús. No obstante lo anterior, la escala global no puede pasar de largo, en especial el involucramiento de China e India como proveedores de precursores químicos ilícitos, así como el tráfico de drogas desde México hacia China y otros países en Asia y Oceanía .

II. Las armas, la policía y el Ejército

La industria armamentística global ha crecido notablemente y ha llegado a ser muy redituable. En 2019 este ramo reportó ganancias por más de 420 000 millones de dólares[7]. México se distingue por ser un fuerte comprador de armas, mayormente adquiridas por las Fuerzas Armadas del país. También existe un amplio contrabando de pistolas y rifles de asalto  que suelen llegar a manos de los grupos del crimen organizado. De manera tradicional se relaciona a Estados Unidos con este flujo ilícito. Pero las armas ilegales no solo provienen de esa nación. Desde la Gran Eurasia hay importantes rutas ilegales que tienen su origen en países como Israel[8], Alemania o Italia.

En el caso de los normalistas de Ayotzinapa, donde además de los 43 estudiantes desaparecidos hubo otras personas  heridas, muertas y/o torturadas, se demostró que algunas de las armas utilizadas para realizar estos atentados contra la vida eran de fabricación europea. De manera concreta se señaló a las empresas Heckler & Koch, alemana, y a Beretta, italiana, como responsables de haber violado sus respectivas legislaciones nacionales y el Marco común europeo al vender su mercancía a sitios, con conflictos armados, donde caería en manos de personas poco capacitadas y con un potencial de violación a los derechos humanos[9], en este caso, a las Fuerzas Armadas mexicanas, responsables de la distribución de armamento entre las corporaciones castrenses y civiles.  Los peritajes arrojaron que pistolas y rifles de asalto alemanes e italianos fueron accionados en contra de los normalistas en la noche de Iguala[10]. Por exportar ilegalmente armamento, como el fusil G36, a cuatro estados en México, incluido Guerrero,  en 2018 un tribunal alemán multó a la empresa  Heckler & Koch por más de 4.2 millones de dólares. Durante el juicio se expuso que esta firma también armó a milicias en Pakistán, Myanmar, Arabia Saudita, Irán y Turquía[11]. En México, no ha habido una investigación contundente contra el Ejército por estos hechos. Se especula sobre posibles órdenes de aprehensión contra militares, lo cual sería novedoso. En palabras de algunos periodistas, éstos se limitaron a ‘mirar morir’[12] en los sucesos de la noche de Iguala.

III. Los minerales, las mineras y el crimen organizado

Un tercer elemento de esta conexión de procesos entre la Gran Eurasia y Ayotzinapa es el  tráfico de minerales que se desenvuelve en el llamado ‘cinturón de oro’, mismo que abarca gran parte de la Cuenca del Río Balsas. Aquí se encuentran mineras transnacionales, muchas de ellas canadienses, que han tenido conflictos con algunas comunidades del estado sureño por el daño al ambiente y a la población que implican las actividades de extracción que realizan las empresas[13].

En esta área se han localizado las ‘quimeras de la ambición’[14]: titanio y uranio, minerales de alto valor en el mercado negro internacional que son contrabandeados por grupos del crimen organizado en alianza con empresarios mineros[15]. Estos productos tienen como destino Asia, específicamente China e Irán, países que han sido acusados de desarrollar sus respectivos programas  nucleares con materiales radioactivos obtenidos por medio del contrabando desde América Latina o África[16].

¿Dónde se encuentra el caso Iguala en esta ecuación? Las declaraciones de algunos de los detenidos y señalados como responsables de la desaparición de los normalistas evidenciaron que grupos del crimen organizado en Guerrero se financian por medio de la minería ilegal y el contrabando de productos nucleares[17].  Este maridaje entre mineros y crimen organizado podría constituir una poderosa línea de investigación que ya se está tomando en cuenta, por el gobierno mexicano actual, para dar con el paradero de los normalistas.

Para algunos investigadores, en el área donde se encuentra la Normal Rural de Ayotzinapa hay un actuar  sistemático, promovido por la alianza mineras-crimen organizado-Ejército, para eliminar a los luchadores sociales que se oponen a las mineras[18]. ¿Sería casualidad que algunos miembros del crimen organizado buscaran refugio en los pueblos mineros después de su actuación contra los estudiantes aquella noche del 26 de septiembre?[19] Algunos días después de los hechos, padres de familia de los jóvenes desaparecidos pidieron se registraran algunas instalaciones mineras para contemplar la posibilidad de que ahí estuvieran sus hijos. ¿Acaso fue la noche de Iguala un fuerte mensaje dirigido a los opositores mineros para, entre otras cosas, mantener los flujos de contrabando de materiales radioactivos hacia la Gran Eurasia? Son tan solo algunos puntos que quedan sin resolver al desentrañar estos procesos y relaciones glocales.

*Historiador, politólogo e internacionalista. Integrante del Grupo de Estudios Sobre Eurasia (GESE). @emircalderon_