La propuesta de reforma al Consejo de Seguridad de la ONU y la búsqueda de Japón por un asiento permanente

octubre 14, 2020

 Por: Rubén Casillas De la Torre*

Para citar este artículo: Rubén Casillas De la Torre, "La propuesta de reforma al Consejo de Seguridad de la ONU y la búsqueda de Japón por un asiento permanente", Blog del Grupo de Estudios Sobre Eurasia, 14 de octubre de 2020, https://euroasiaticos.blogspot.com/2020/10/la-propuesta-de-reforma-al-consejo-de.html.  


La Organización de las Naciones Unidas (quizá más conocida por sus siglas, ONU) es, al mismo tiempo, una institución producto del espíritu de su época y de las dinámicas de poder del contexto histórico en que fue creada: producto de la primera en términos del idealismo kantiano que inspiró la creación de su antecesora (la Sociedad de Naciones) y continuó impulsando el diseño de mecanismos e instituciones internacionales, a fin de mediar en las relaciones entre los Estados y abonar en la construcción de una paz duradera; e influido por la segunda en cuanto a que la institución quedó sujeta a los conflictos de poder entre los Estados, lo que ha afectado su funcionamiento y le ha restado credibilidad. El Consejo de Seguridad es el órgano que demuestra mejor el reparto de poder a mediados del siglo XX, específicamente con el establecimiento de los cinco miembros permanentes[1] cuyas rivalidades, aunadas al poder de veto de los mismos, han impedido que la organización responda con efectividad ante la emergencia de conflictos internacionales.


Este año se cumple el 75 aniversario de la fundación de la ONU y, aunque ha tenido logros notables en la provisión de bienes públicos internacionales, sus fracasos y limitaciones han llevado a cuestionarla severamente. En lo que respecta al Consejo de Seguridad, las cuestiones relativas al veto y al número de miembros son clave, esto debido a que el veto limita la efectividad de la institución y el número de miembros no representa adecuadamente la situación actual del mundo[2] y, por ende, debería ampliarse para permitir que más países puedan unirse, tanto en calidad de miembros permanentes como de no permanentes. Entre los candidatos que constantemente han expresado su interés por conseguir el status de permanente se encuentran Brasil, Alemania, India y Japón (el llamado G4), países que por su apoyo económico y/o militar a la labor de las Naciones Unidas se han postulado para tener una mayor presencia en la institución; no obstante, dichas postulaciones han encontrado una fuerte oposición por parte del grupo llamado Uniting for Consensus o Coffee Club,[3] cuyos miembros son principalmente rivales del G4 que ven en la propuesta de expansión del Consejo una mayor el germen de mayores disparidades y privilegios en el seno de la ONU.


El consejo de seguridad de la ONU
Fuente: Wikipedia


El país del sol naciente es claro en su postura: la estructura del Consejo de Seguridad no refleja la configuración del mundo actual, sobre todo en lo que respecta a la multiplicidad de Estados en Latinoamérica y el Caribe, África, Asia y Oceanía que se ven sub-representados; por ende, una reforma al mismo debería apuntar a dotarlo de mayor representatividad, eficiencia, transparencia, efectividad y legitimidad. En ese sentido, siendo uno de los mayores contribuyentes al financiamiento de la institución y un activo colaborador para la construcción de la paz, Japón ha buscado convertirse en un miembro permanente del Consejo y ha renovado recientemente su campaña en pos de ello. Justo en septiembre de este año relanzó su campaña, junto con el resto del G4, con miras a tener mayores responsabilidades (y presencia) en el mundo post-COVID.


Pero la candidatura de Japón se ve dificultada por varios motivos. El más importante de ellos es la presencia de China en el Consejo de Seguridad, ya que es poco probable que el gigante asiático acepte el ingreso del país del sol naciente en calidad de permanente dadas las crecientes rivalidades entre ambos, sobre todo a raíz de los conflictos territoriales en torno a las islas Senkaku/Diaoyu y al emergente esquema del Quad y del Indo-Pacífico que Beijing percibe como una afronta a su creciente influencia. Otro país que se opone es Corea del Sur, ya que la inclusión de Japón en el Consejo de Seguridad (y, en general, la inclusión del G4) daría mayor peso al bloque pro-norteamericano y podría desequilibrar la situación regional, lo que significaría complicaciones en la situación norcoreana y mayores tensiones en la península. 


China, Corea del Norte y Corea del Sur coinciden en que Japón no puede ser un líder que represente adecuadamente los intereses asiáticos dado que, consideran, no ha sido todavía capaz de subsanar adecuadamente las heridas causadas durante su época imperialista. Más todavía: las obligaciones que Japón contraería en caso de convertirse en miembro permanente del Consejo encenderían los debates en torno a la reforma de la Constitución japonesa lo que, en términos generales, enfrenta una fuerte oposición tanto al exterior como al interior del país. Y es bastante probable además que Estados Unidos tampoco esté interesado en apoyar la reforma al Consejo de Seguridad, más bien por el mantenimiento del status quo aunque su decisión afecta a los intereses del G4 en su conjunto. A todo ello hay que aunar el carácter deliberativo y consensual en la toma de decisiones en Japón lo que, para algunos, haría de este país un actor lento e incapaz de tomar decisiones rápidamente cuando la situación internacional lo requiera.


Como se ve, el panorama no favorece a los intereses de Japón. Podemos esperar que el país del sol naciente apueste por aumentar su capital político a través de una mayor participación en organizaciones internacionales tanto de alcance global como regional, así como también a través de su ayuda al desarrollo y de sus inversiones, esperando que en algún momento este capital pueda darle el empuje necesario para lograr ocupar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad.


Doctor en Ciencia Política y profesor de estudios japoneses en la UdeG.


Referencias

[1] En un inicio eran Estados Unidos, Reino Unido, Francia, la Unión Soviética y Taiwán. Rusia se quedó en el Consejo tras la disolución de la Unión Soviética, mientras que a Taiwán se le quitó su asiento permanente a favor de la República Popular de China tras el reconocimiento de ésta en 1971.

[2] La ONU contaba con 51 miembros cuando se fundó, mientras que el día de hoy suma 193. Aunque el número de asientos en el Consejo de Seguridad aumentó de 11 a 15 en 1965, se plantea que debería ampliarse aún más para dotar de mayor representatividad a la institución.

[3] El Coffee Club se refiere originalmente a Italia, Pakistán, México y Egipto, aunque actualmente se utiliza también para hablar del grupo Uniting for Consensus en su conjunto.

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