La operación militar rusa en Ucrania: ni buenos, ni malos...una lucha de intereses
marzo 02, 2022Para citar este artículo: Eduardo Palacios Cabrera, "La operación militar rusa en Ucrania: ni buenos, ni malos...una lucha de intereses", Blog del Grupo de Estudios Sobre Eurasia, 2 de marzo de 2022, https://euroasiaticos.blogspot.com/2022/03/la-operacion-militar-rusa-en-ucrania-ni.html.
¿Por qué Rusia atacó a Ucrania?[i]
El miércoles 23 de febrero del año en curso, el mundo
despertó con una noticia devastadora: a las 5:40 de la mañana, hora de Moscú,
el presidente ruso Vladimir Putin anunciaba el inicio de una “operación
especial militar” en Ucrania, con el objetivo de “desmilitarizar y
desnazificar” a dicho país. Con este discurso, y la posterior ofensiva rusa, se
materializaban las advertencias que Estados Unidos y sus aliados occidentales
habían venido realizando desde noviembre-diciembre del pasado 2021. El mundo
presenció algo que no se veía en Europa desde 1939, con el inicio de la Segunda
Guerra Mundial: una operación militar a gran escala y el inicio de un conflicto
armado entre dos estados soberanos.
No obstante, este acontecimiento histórico no es el
inicio de una nueva conflagración ruso-ucraniana, sino el punto de ebullición
alcanzado tras ocho años de tensiones entre ambos países por el estatus
geopolítico de Ucrania. Asimismo, no es la primera vez que la integridad
territorial ucraniana ha sido violentada, aunque sí la más mediática. Este
estallido de la crisis, violento y mediático como se presenta, es el resultado
de la fallida consecución de los acuerdos de Minsk que pretendían resolver la
cuestión de las repúblicas separatistas de Donetsk y Luhansk, así como de la
falta de una arquitectura de seguridad internacional europea propia y contraria
a las anacrónicas nociones geopolíticas de la Guerra Fría.
El objetivo principal de esta columna no es realizar un recuento histórico de esta larga crisis en gestación, pero es necesario refrescar en la memoria colectiva el inicio real de los acontecimientos que hoy han desembocado en una guerra entre dos Estados soberanos. Así pues, aquí se presenta una breve reseña de los hechos más sobresalientes que han culminado en la operación militar rusa:
- A finales del año 2013 (29 de noviembre), el entonces presidente ucraniano Víctor Yanukovich, en un sorpresivo giro político, rechazó firmar el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea (el cual incluía un atractivo tratado de libre comercio),[ii]
- En el centro de Kiev se dieron una serie de protestas contra la decisión presidencial de decirle “NO” a la Unión Europea. Con el paso de los meses, estas protestas se trasformarán en el conocido “Euromaidán”,
- Las protestas escalaron a tal grado que Yanukovich se vio obligado a abandonar el país. Se dio el inicio de una guerra civil en Ucrania. La “oposición”, compuesta de figuras políticas pro-occidentales y anti-Rusia, se hizo con el poder provisional en Kiev,
- Las regiones pro-rusas del Donbás, en el sureste del territorio ucraniano, se declararon independientes, rechazaron a la oposición y se organizaron para una resistencia armada. Se formaron las Repúblicas Populares de Donetsk y Luhansk, respectivamente,
- La importante península de Crimea, donde se encuentra la estratégica base naval rusa en el puerto de Sebastopol, se declaró independiente mediante referéndum popular y pide anexionarse a Rusia,
- El Kremlin apoyó el referéndum,[iii] en que la gran mayoría de población étnicamente rusa expresó su deseo de integrarse a la Federación Rusa; ocupó militarmente el territorio y la península pasa a ser considerara por la Rada (parlamento) rusa como un integrante más de la Federación,
- Se conformó el cuarteto de Normandía, integrado por Rusia, Ucrania, Alemania y Francia. Tras varios meses de lucha armada en las regiones separatistas del este de Ucrania y con la ayuda de la mediación europea, sendas negociaciones culminaron en los Acuerdos de Minsk I y II,[iv] diseñados para poner fin al conflicto armado entre el poder central ucraniano y las auto proclamadas repúblicas de Donetsk y Luhansk.
Este era el estatus que ante
el mundo tenía el conflicto ucraniano en 2015. Para no extender la reflexión en
este sentido, baste con decir que dichos acuerdos nunca se cumplieron a
cabalidad, en un proceso en el que ambas partes (Kiev por un lado y las
repúblicas separatistas por otro) se culpaban las una a las otra. Durante ocho
años de enfrentamientos armados, más de 14 mil muertos[v]
se cuentan en este conflicto que para nada se asemeja en gravedad, costos
humanitarios y materiales a lo que se ve actualmente, pero que por su
longevidad se fue diluyendo del imaginario colectivo y la cobertura mediática.
Este recuento de los daños nos
lleva al momento actual, en el que no presenciamos a una Rusia malvada, a un
Vladimir Putin con pretensiones imperialistas de reconstruir a la extinta Unión
Soviética, dispuesto a poner al mundo al borde de la Tercera Guerra Mundial. Tampoco
presenciamos a una Ucrania victimizada, ni a un gobierno pacífico que se
mantuvo dispuesto a cumplir los Acuerdos de Minsk pero que se vio abrumado por
las circunstancias y la malvada presión rusa. Mucho menos tenemos a un
benevolente grupo de países occidentales –encabezado por Estados Unidos– que
simplemente busca la soberanía nacional ucraniana, alegando que cualquier
Estados es libre de elegir unirse a la Organización del Tratado del Atlántico
Norte (OTAN) o no. Lo que tenemos en este conflicto es una cruda lucha de
intereses nacionales, geopolíticos y estratégicos. Vamos a analizarlos.
Por un lado “la gran
culpable”, Rusia. Desde la llegada de Vladimir Putin al poder en 2000, este país
ha iniciado un reposicionamiento geopolítico y estratégico a nivel mundial que
incomoda mucho a los Estados Unidos. Sus intervenciones en el espacio
exsoviético lo dejaron muy claro,[vi]
así como su injerencia militar en la guerra de Siria, lo que marcaría la
primera vez que fuerzas armadas rusas actuaran fuera del espacio exsoviético
desde su retirada de Afganistán en 1989. En lo tocante a Ucrania, Rusia
considera inadmisible una sexta ronda de expansión de la OTAN hacia el este, la
cual ya incluye a las tres exrepúblicas soviéticas del Báltico[vii]
(que tienen frontera con Rusia) y a Polonia y Rumania. Con Ucrania como posible
miembro de esta alianza, Moscú vería severamente vulnerada su seguridad
nacional, ya que podrían emplazarse bases militares estadounidenses, así como
sistemas balísticos de última generación muy cerca del territorio ruso y, sobre
todo, de sus grandes centros urbanos (incluidos, obviamente, la capital Moscú y
San Petersburgo). En palabras de Putin, este escenario es “inadmisible” para
Rusia.[viii]
Por otro lado, “el bueno de la
historia”, Estados Unidos. Bajo el comando político y militar del actual
presidente Joe Biden, la nación norteamericana ha iniciado una nueva ofensiva
política y estratégica a nivel mundial contra dos de sus mayores adversarios en
lo político y lo económico, a saber: China y Rusia. Para el caso ruso,
Washington ve en la OTAN una herramienta de política exterior muy útil para
presionar y desestabilizar a Rusia. Además, es una opción muy redituable en lo
económico y militar: en caso de un enfrentamiento abierto, Europa sería la
primera en resentir las consecuencias. Del otro lado del Atlántico, y sin haber
tenido una sola baja estadounidense entre sus filas, los norteamericanos están
resultando ser los más beneficiados en este conflicto: ya son el principal
suministrador de gas natural a Europa (lugar que ocupada Rusia), han logrado la
cancelación por tiempo indeterminado del Nord
Stream 2, un gaseoducto submarino que conecta directamente a Rusia y
Alemania a través del Mar Báltico, sus industrias bélicas tienen un nuevo
teatro de operaciones y las sanciones económicas que han impuesto a Rusia han
hecho que el rublo caiga a máximos históricos de un 30% con respecto al dólar.[ix]
El siguiente grupo de
intereses es el de la Unión Europea, a los que yo denominaría “los grandes
perdedores”. Seguidores incontestables de las políticas estadounidenses, han
secundado hasta un grado de servilismo político la ofensiva de Washington
contra la estabilidad política de Rusia. Con las severas sanciones económicas
que se están fijando para Rusia, toda la Unión Europea sería la primera en
resentir económicamente estas maniobras al ser Rusia su cuarto socio comercial
y un estratégico proveedor de recursos hidrocarburos. La posición de liderazgo
diplomático ha sido tomada por el presidente francés Macron, ante una inicial
postura tímida de Alemania y su nuevo canciller Olaf Sholz. Ante la operación
militar rusa, la UE parece aferrarse a sus principios morales más que a su
bienestar económico, al no haber dividendos evidentes para ellos en el
conflicto. Será interesante ver hasta qué punto podrán apuntalar dichos ideales
políticos una vez empiecen a hacer efecto las sanciones económicas.
Para concluir esta columna,
debemos hacer referencia a “la víctima”, Ucrania. Sí, en sentido estricto, la
población ucraniana es claramente la víctima en este juego de intereses que se
ha llevado hasta las últimas instancias. De lo anterior, que no nos quede duda,
y condenamos abiertamente cualquier medida militar para la resolución de
conflictos. No obstante, también es necesario llamar a rendir cuentas a una
élite política que no supo calcular responsablemente los riesgos políticos y
militares de un enfrentamiento abierto con Moscú y de una masacre armada como
la que se ha llevado a cabo en la región del Donbás. El actual presidente
ucraniano, Volodimir Zelenski, o fue muy inepto o muy ingenuo para llegar a
pensar que la OTAN lo respaldaría militarmente en caso de una agresión, así
como parece serlo ahora al “exigir” a la Unión Europea la adhesión inmediata de
Ucrania,[x]
o no fue capaz de ver la historia reciente como para vislumbrar que, con
Ucrania, pasaría lo mismo que con Georgia en 2008. Los actuales gobernantes
ucranianos son parte de una élite política contraria a una relación estratégica
cercana a Rusia, y ven en la cláusula 5 del tratado fundacional de la OTAN (la
cual estipula la mutua defensa en caso de agresión armada) un escudo que los
perpetuase en el poder. Pues bien, la intervención militar sí se materializó y
la adhesión con la alianza atlántica se desvanece cada vez más en el horizonte
de los acontecimientos.
Tres escenarios
me parecen posibles al séptimo día de la operación militar. El primero es uno
en el que Rusia logra hacerse con el control del país, el régimen de Zelenski
abandona Ucrania y se logran los objetivos rusos de “desmilitarización y
desnazificación” del país. El segundo implicaría que el gobierno ucraniano,
apoyado por la asistencia militar de Occidente, lograra extender el conflicto y
arrastrar a Rusia a una guerra de desgaste, aprovechándose de la reticencia de
Moscú por un baño de sangre en Kiev. Tomar Kiev por la fuerza de las armas
resultaría en un suicidio político para Putin incluso a nivel interno, y en un
hecho que dilapidaría la reputación rusa a nivel internacional. El tercero, y
el cual espero suceda por el bien de la seguridad global, es uno en el que las
partes llegan a un acuerdo y se impone un estatus de neutralidad estratégica
para Ucrania. Esta tesis la planteé incluso desde 2016 en mi tesis de maestría
y me parece una salida salomónica para ambas partes en las que Ucrania ve
restaurada su integridad política y Rusia obtiene las garantías de seguridad
que tanto ha exigido. Ya han comenzado las negociaciones entre ambos bandos en
la frontera con Bielorrusia.[xi]
Pero, el final de este conflicto aún se mantiene ignoto y sin una fecha
objetivamente clara para los próximos días.
* Internacionalista, especialista en temas de
Rusia y el espacio exsoviético. Integrante del Grupo de Estudios sobre Eurasia
(GESE) y del Centro de Estudios de Países Postsoviéticos (ЦИПС)
de Moscú.
[i] Sudeshna Singh,
“Russia-Ukraine War: Why Did Russia Attack Ukraine? Timeline Of Events That Led
To Invasion”, Republic World, 25 de
febrero de 2022, https://www.republicworld.com/world-news/russia-ukraine-crisis/russia-ukraine-war-why-did-russia-attack-ukraine-timeline-of-events-that-led-to-invasion-articleshow.html.
[ii] Lucía Abellán, “El
portazo a la UE acaba con Yanukovich”. El
País, 23 de febrero de 2014. https://elpais.com/internacional/2014/02/22/actualidad/1393085013_789637.html
[iii] Dicho referéndum de
escisión territorial debió contar con la aprobación del parlamento ucraniano
para ser completamente legal, de acuerdo a la legislación ucraniana de aquel
entonces. Es por ello que, a la fecha, Kiev no reconoce la separación de Crimea
ni su posterior anexión a Rusia.
[iv] La primera versión se
creó en septiembre de 2014 con el auspicio de la Organización para la Seguridad
y Cooperación en Europa (OSCE) y fue reforzada en febrero de 2015 con una
segunda propuesta.
[v] AP, “Esta es la historia detrás de Donetsk y Lugansk, las regiones
separatistas en Ucrania”, El Financiero, 21 de febrero de 2022.
https://www.elfinanciero.com.mx/mundo/2022/02/21/esta-es-la-historia-detras-de-la-regiones-separatistas-de-ucrania/
[vi] Como ejemplo claro la
intervención militar en Georgia, en 2008.
[vii] Estonia, Letonia y
Lituania.
[viii] Rueda de prensa anual del
presidente de la Federación Rusa, 2021. Sky
News en español. 24 de diciembre de 2021. https://www.youtube.com/watch?v=fZTsTAh11d4.
[ix] RTVE.es/EFE. “Guerra en Ucrania Rusia sufre la embestida de las sanciones
occidentales con la caída histórica del rublo”, RTVE, 28 de febrero de
2022. https://www.rtve.es/noticias/20220228/guera-ucrania-caida-historica-rublo-sanciones/2298423.shtml
[x] DW, “Zelenski pide la adhesión inmediata de Ucrania a la UE”, 28 de febrero de 2022. https://www.dw.com/es/zelenski-pide-la-adhesi%C3%B3n-inmediata-de-ucrania-a-la-ue/a-60944089
[xi] Redacción. “Ucrania y Rusia: ¿qué pasó en el primer diálogo entre ambos países para buscar una salida pacífica al conflicto?”, BBC News Mundo, 28 de febrero de 2022. https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-60555950
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