Para citar este artículo Iraís Fuentes Arzate, "¡Mujeres, Vida, Libertad! Voces subalternas desde Irán contra el Estado", Blog del Grupo de Estudios Sobre Eurasia, 28 de septiembre de 2022, https://euroasiaticos.blogspot.com/2022/09/mujeres-vida-libertad-voces-subalternas.html.
“No morirás, tu nombre se convertirá en un código”, reza la
lápida de Jhina. El código fue la gota que derramó el vaso, el que ha convocado
a las y los subalternos a tomar las calles en contra de la represión, la
violencia feminicida, racista y heteropatriarcal del Estado moderno iraní. El
código es nuestra compañera Jhina Mahsa Amini.
El pasado 13 de septiembre, Mahsa Amini, mejor conocida como
Jhina (nombre de origen kurdo) una mujer kurda iraní de 22 años originaria de
la ciudad de Saqqez, fue arrestada en la capital del país, Teherán, a manos de
la Patrulla de Orientación Islámica (Gast-e Ershad) –mejor conocida por Occidente como “policía moral”–,
presuntamente por portar “inapropiadamente” el hiyab (prenda islámica que cubre
la cabeza). Tras horas de detención, Amini fue trasladada del centro de
detención de Vozara al hospital Kasra de Teherán en estado crítico, donde
permaneció en coma durante los dos días posteriores hasta el 16 de septiembre
cuando las autoridades del hospital declararon su fallecimiento.
¡Rabia! es el sentimiento que ha invadido las calles del
país durante más de diez días frente al asesinato de Jhina Mahsa Amini,
estandarte de la represión y la violencia que ejerce el Estado iraní,
especialmente contra las mujeres y las sociedades minorizadas –como la kurda. Pero,
la violencia no es inherente a su “carácter” islámico, sino a su carácter
moderno, nacional, neoliberal.
Millones de imágenes, videos, ilustraciones han inundado las
redes sociales y los medios de comunicación vaticinando lo “insólito” de las
protestas en Irán, acompañado de un fervor que nos atraviesa al contemplar a
algunas iraníes desvelando su cabeza y quemando el afamado hiyab, esa prenda
islámica que durante siglos nos ha causado desazón y morbo, por lo que
presenciar esas imágenes nos da la sensación de que las iraníes van por buen
camino.
La antropóloga estadounidense Lila Abu-Lughod ya lo ha
establecido reiteradamente:[i]
existe una fijación y exotización de la “cultura oriental” que tiene el
efecto de invisibilizar las causas estructurales de cualquier problemática, y
en su lugar hace urgente el conocimiento de la cultura en cuestión, de las creencias
religiosas y del trato a las mujeres como el factor explicativo de todo lo que
acontece. La narrativa salvacionista de las mujeres continúa siendo un
dispositivo de perpetuación y justificación de la colonización y la guerra que
encuentra, entre muchas otras cosas, el acto de cubrirse la cabeza el argumento
por excelencia para librar una batalla moral contra lo que desde Occidente se
consideran prácticas premodernas.[ii]
La protesta social en Irán en esta coyuntura no es una
revolución contra la vestimenta islámica –las iraníes no están haciendo un
llamado a prohibir el uso del hiyab, sino a decidir sobre su cuerpo–, sino que es
en contra de la instrumentalización y de la regulación de la vida y el cuerpo
de las mujeres por el Estado-nación.
El Estado moderno se diferencia por su capacidad de
producir, administrar, regular la vida y el cuerpo de las y los sujetos para
hacer de estos una vida
productiva y sometida que, bajo una serie de códigos y normas sociales,
condicione y coaccione la conducta social con fines económico-políticos. El
Estado iraní, al igual que el resto, reproduce y se constituye a partir de esta
racionalidad que se materializa y experimenta de forma diferenciada según la
relación género-raza-clase, de modo que la forma corporal de la regulación es
muy distinta, por ejemplo, entre hombres y mujeres, entre kurdos, árabes,
persas, entre musulmanes, cristianos, baluchis.
Es crucial prestar atención a las relaciones de poder
gubernamental porque centrar nuestra atención en un objeto, en una prenda, en
una cultura en específica conduce a invisibilizar las bases estructurales de la
problemática. Jhina M. Amini ha sido víctima mortal de la regulación del cuerpo
y de la vida ejercida por el Estado moderno iraní, no ha sido víctima de una
prenda ni de una cultura inherentemente opresora con las mujeres y de la que
hay que salvar al resto de las iraníes a toda costa.
Indudablemente, los últimos días hemos presenciado a cientos
de mujeres iraníes descubriendo su cabeza en público, quemando su hiyab en las
calles, cortando su cabellera, tomando las avenidas principales, cantando
consignas como “Mujer, Vida, Libertad” –retomado de la experiencia
revolucionaria de Rojava– y “Muerte al dictador” –referente a la figura del
Líder Supremo como jefe de Estado de la República Islámica, un cargo no
electivo. La indignación colectiva frente a este crimen de Estado se ha extendido
por casi todas las provincias del país y en la ciudad kurda de Rojhilat se ha
convocado a una huelga general. La acción política es liderada, una vez más,
por mujeres y acompañada por hombres, ha convocado a diferentes clases sociales
y a diversos grupos minorizados que integran el país, esta vez el régimen no
tiene fundamentos para tachar la revuelta como “kurda”, sectaria o separatista,
el descontento social se ha hecho del país.
Si bien no se trata de una revuelta contra el hiyab en sí
mismo, lo cierto es que han recurrido a la quema de la prenda como acto
simbólico de afrenta directa contra el Estado-nación. La nación se
institucionaliza en la diferencia de género en la medida que sus narrativas
recurren a estereotipos genéricos para producir un sentido de afinidad, de
cercanía y de pertenencia de las sociedades.
Cabe recordar que, durante la
revolución de 1979 en Irán, el Ayatolá Ruhollah Jomeini (líder de la revolución
islámica) hizo del chador (túnica que cubre el cuerpo de las mujeres con
excepción del rostro) la bandera de la revolución islámica, y a lo largo de la
década de 1980 impuso el uso obligatorio del hiyab, medida que encontró un sin
fin de resistencias por parte de millones de mujeres. Partiendo de esto, hoy “quemar
el velo es quemar la bandera: este régimen ha utilizado el velo como
representación de su ideología”,[iii]
nos recuerda el director kurdo-iraní Fariborz Kamkari.
La responsabilidad de las Fuerzas de Seguridad
La protesta social en curso también es una denuncia y ávido
rechazo contra las fuerzas de seguridad del régimen, encargadas de ejecutar por
diferentes vías esa regulación de cuerpos y vidas. La
Patrulla de Orientación Islámica, que forma parte de las fuerzas de seguridad,
es el centro de las críticas en las manifestaciones por su responsabilidad
directa en la muerte de Mahsa. La conocida “Policía Moral” es una
subrama de las Fuerzas Paramilitares Basij, responsable
del control de disturbios y de la seguridad interna, cuyos miembros monitorean
la actividad de las y los ciudadanos, recaban información y, algunos batallones
se encargan de reprimir manifestantes.
La
Patrulla de Orientación Islámica fue institucionalizada en 2005 con labores
específicas y edictos judiciales respaldados por el Parlamento (Majles)
bajo la administración del expresidente neoconservador Mahmud Ahmadineyad
(2005-2013), y desde entonces actúa en cooperación con otras fuerzas policiales
y con los comités revolucionarios islámicos.
Por su
parte, las instituciones implicadas en la represión actual comprenden al Cuerpo
de la Guardia Revolucionaria Islámica, las Fuerzas Paramilitares Basij
(subrama de la Guardia Revolucionaria) y las Fuerzas del Orden (policía).
Amnistía Internacional, hasta el momento, ha identificado a 30 personas
asesinadas por las fuerzas de seguridad en el marco de las manifestaciones:[iv]
22 hombres, cuatro mujeres y cuatro menores de edad. Sin embargo, estas cifras
son oficiales y es muy probable que el número de asesinatos duplique o
triplique estas cantidades. Mencionadas fuerzas amplían cada vez más sus
facultades para cometer crímenes de lesa humanidad, especialmente en una etapa
donde el ultraconservadurismo –representado por la actual administración del
presidente Ebrahim Raisi– ha regresado al poder ejecutivo y tiene mayoría
parlamentaria, y en conjunto se han encargado de implementar medidas más
estrictas contra la sociedad civil.
La
Guardia Revolucionaria (ejército
conformado durante la Revolución de 1979) es uno de los pilares principales del
gobierno del Líder Supremo, Ali Jameneí, por lo que a lo largo de su mandato
sus capacidades políticas y económicas han ido en aumento. A medida que la
disidencia contra el régimen ha incrementado, la Guardia ha demostrado hasta donde
está dispuesta a llegar para preservar el statu quo que le favorece.
El
fortalecimiento de la Guardia Revolucionaria también responde a una
geopolítica occidental que, durante décadas, se ha traducido en invasiones,
proyectos económicos, despliegue militar, colonialismo y guerras en la región
de Medio Oriente. Ante esta situación, el Estado iraní ha invertido sumas
extraordinarias de capital para reforzar sus fuerzas de seguridad bajo la
narrativa de la amenaza occidental permanente, lo cual, a su vez, se traduce en
una mayor capacidad de la Guardia para reprimir manifestantes con los equipos
más sofisticados y entrenamiento de alto rango.
Frente a
la represión de la Guardia Revolucionaria, la responsabilidad de la Patrulla de
Orientación Islámica y la envergadura de la protesta de las iraníes, potencias
occidentales como Estados Unidos han aprovechado la situación para obtener
ganancias políticas, apelando, nuevamente, a la narrativa salvacionista de las
mujeres. La actual administración estadounidense de Joe Biden ha estado
presionando para que el régimen iraní acepte su responsabilidad frente al
asesinato de Jhnina Mahsa Amini, y ha permitido la activación del servicio de internet por satélite Starlink a fin
de que los y las iraníes permanezcan conectados.[v]
No es la
primera vez que Washington se aprovecha de la desventura de la sociedad iraní:
en 2009 en el marco del Movimiento Verde por el presunto fraude electoral que
otorgó la reelección a Mahmmud Ahmadineyad, en 2017-2018 durante las protestas
por el pan, trabajo, libertad, y en 2019 a propósito del alza de los precios de
la gasolina, en todas las cuales Estados Unidos se ha encargado de
instrumentalizar la protesta social con ánimo de debilitar política y
discursivamente a la República.
En el
tiempo presente, tienen lugar las negociaciones para rescatar el Plan de Acción
Integral Conjunto, acuerdo internacional en el que la República Islámica se
compromete a regular el enriquecimiento de uranio a cambio del levantamiento
progresivo de las sanciones económicas, y del que Donald Trump se retiró en
2018. Las negociaciones de Teherán son referentes a la conclusión de las
investigaciones realizadas por el Organismo Internacional de Energía Atómica
(OIEA) sobre sitios nucleares, y se opone a que el programa de misiles
balísticos sea sometido a inspección por parte de la misma organización.[vi]
Irán podría ceder a sus demandas si los negociantes presionan utilizando la
protesta de las mujeres, y en este contexto la represión ha sido más severa con
la intención de que no se convierta en un arma política en su contra.
A pesar
de los esfuerzos de Washington, es bien sabido que el régimen de sanciones
internacionales impulsado tiene el objetivo de provocar un efecto humanitario
devastador para la sociedad iraní a fin de alentar un cambio de régimen, y son
las mujeres las que experimentan los mayores estragos de esta crisis inducida
desde Occidente.[vii]
El Estado norteamericano es un bastión de la instrumentalización de las mujeres
con fines geopolíticos.
La lucha de las iraníes no es un fenómeno nuevo
Lo que actualmente estamos presenciando en las calles de
Irán no es un fenómeno nuevo, los movimientos de mujeres en Irán tienen una
larga genealogía, aunado a que la resistencia al poder y la subalternidad no
siempre se trata de tomar las calles o el mal llamado espacio público; la
resistencia también tiene lugar en lo cotidiano, en las redes sociales, en los
espacios segregados por género.
Las iraníes son mujeres autónomas, con capacidad de hablar
por ellas mismas y de ejercer y resistir al poder, tan es que los movimientos
de las mujeres iraníes son de los más activos y emblemáticos de la región de
Medio Oriente, pues cuenta con una larga historia de lucha y esfuerzos
colectivos que han traído cambios y transformaciones importantes de los que hoy
se benefician.
Las mujeres participaron activamente en la revolución
constitucionalista de 1905-1911, en la revolución iraní de la década de 1970,
en la era de la reforma de finales de 1990, en la campaña “Un Millón de Firmas”
de 2005 referente a la modificación de la Ley de la Familia, en las elecciones
presidenciales de 2009 y el sucesivo Movimiento Verde, en la llamada
“revolución de las mujeres” de 2017 contra el uso obligatorio del velo, en las
protestas por el pan, trabajo, libertad de 2017-2018 y 2019, en las protestas
virtuales y presenciales contra el asesinato de Romina Ashrafi en 2020. La
lista es en demasía extensa.
Cabe mencionar que las mujeres son de
los grupos sociales más activos al momento de elegir presidente. Su
movilización le otorgó el triunfo al expresidente reformista Mohhamad Jatamí en
1997, su abstención provocó la llegada del neoconservador Mahmmud Ahmadineyad a
la presidencia en 2005, su organización en 2009 otorgó gran fuerza política al
Movimiento Verde, nuevamente en 2013 su participación consiguió que la
ultraderecha no llegara al ejecutivo, y la abstención de muchas iraníes en las
elecciones presidenciales del año anterior ha demostrado que el actual líder
del ejecutivo, Ebrahim Raisi, no cuenta con el apoyo de muchas mujeres.
Las iraníes no necesitan ser
defendidas, menos aún que su histórica acción política sea instrumentalizada
como estrategia de avance de las políticas exteriores de los países que tienen
una rivalidad con la República Islámica. Como sociedad civil, debemos prestar
atención a sus formas de lucha y aprender de las estrategias, tácticas y
posturas políticas que les han llevado a conseguir, o no, ganancias frente al
Estado.[viii]
Derivado de la actividad política de
las iraníes y de la importancia de este grupo social especialmente en periodos
electorales, la represión del régimen ha sido cada vez más severa,
especialmente tras el Movimiento Verde de 2009. Derivado del Movimiento Verde,
la Guardia Revolucionaria incorporó nuevas técnicas de control y represión en
su rutina contra manifestantes, como el corte de internet y mensajería
instantánea, la militarización de los espacios, el despliegue de los Basij como
infiltrados, entre otros, medidas que estamos viendo hoy para dispersar la
protesta de las calles. En los últimos diez años, las organizaciones y los
movimientos de mujeres se han enfrentado a estos nuevos métodos de represión y
censura, que hace cada vez más peligrosa la protesta social; sin embargo, las
mujeres iraníes urbanas han formulado nuevas estrategias de desobediencia civil
cada vez más legibles para el resto del mundo.
Por último, desde nuestras latitudes
nos concierne mantenernos críticas, agudizar la sospecha frente a las
representaciones de Mahsa Amini, las mujeres iraníes, el hiyab, el islam, la
cultura en general, y cuestionar la hiper instrumentalización de las mujeres
que tiene lugar en redes sociales y medios de comunicación que nos aproxima a
nuestras compañeras desde una posición de otredad y condescendencia. Como
postura política nos atañe pronunciarnos en contra de la violencia
orientalista, islamofóbica, racista y patriarcal que, nuevamente, toma a las
mujeres como estandarte de representación de “lo oriental” como esencialmente
opresor. Estamos frente a la oportunidad de hallar puntos en común que nos
permitan generar puentes desde otros lugares distintos a la otredad.
Queda estar pendientes, permanecer
atentas frente a las estrategias de lucha, a las demandas y a las acciones
políticas que despliegan las compañeras iraníes y mantener una mirada crítica
frente a su experiencia, que la crítica al orientalismo, al racismo y a la
islamofobia nos mantenga vivas y unidas respaldando nuestras luchas.
* Doctoranda en Estudios Feministas en la Universidad
Autónoma Metropolitana, maestra en Relaciones Internacionales y licenciada en
geografía por la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. 2019, realizó una
estancia de investigación en la Universidad Ferdowsi de Mashad en la República
Islámica de Irán. En el mismo año, realizó una estancia académica en el Centro
de Estudios de Asia y África de El Colegio de México. Integrante del Grupo de
Estudios sobre Eurasia.
Referencias
[i] Lila, Abu-Lughod, Do Muslim women need saving?
Londres, Masachusets, Harvard University Press, 2013.
[ii] Para más, véase: Ángeles Ramírez
y Laura Mijares, Los feminismos ante el
islam. El velo y los cuerpos de las mujeres, Madrid, Catarata, 2021.
[iii] Chiara Cruciati, “Fariborz Kamkari: The
Iranian uprising has the features of a revolution”, Il Manifesto, 24 de septiembre de 2022, https://global.ilmanifesto.it/fariborz-kamkari-the-iranian-uprising-has-the-features-of-a-revolution/.
[iv] Amnesty
International, “Iran: World must take meaningful
action against bloody crackdown as death toll rises”, 23 de septiembre de 2022,
https://www.amnesty.org/en/latest/news/2022/09/iran-world-must-take-meaningful-action-against-bloody-crackdown-as-death-toll-rises/.
[v] Al Jazeera, “Elon Musk greenlit to activate Starlink internet for Iranians”,
24 de septiembre de 2022, https://www.aljazeera.com/news/2022/9/24/musk-says-activating-starlink-in-response-to-blinken-on-internet.
[vi] Maziar Motamedi, “Iran’s Raisi meets European leaders
at UN amid nuclear deadlock”, Al Jazeera,
20 de septiembre de 2022, https://www.aljazeera.com/news/2022/9/20/irans-raisi-meets-european-leaders-at-un-amid-nuclear-deadlock.
[vii] Samira Damavandi, “Why Iranian women are among the
most vulnerable to US sanctions”, Al
Jazeera, 7 de noviembre de 2018, https://www.aljazeera.com/features/2018/11/7/why-iranian-women-are-among-the-most-vulnerable-to-us-sanctions.
[viii] Véase, por ejemplo, Homa
Hoodfar, “Contra viento y marea: el movimiento de mujeres en la República Islámica
de Irán”, Cambiando su mundo: conceptos y prácticas de los movimientos de
mujeres, AWID, 2011, https://www.awid.org/sites/default/files/atoms/files/cambiando_el_mundo_-_contra_viento_y_marea.pdf.