Por: Eduardo Tzili-Apango*

Para citar este artículo: Eduardo Tzili-Apango, “Sentido geopolítico: diez años de la Iniciativa de la Franja y la Ruta”, Blog del Grupo de Estudios Sobre Eurasia, 13 de septiembre de 2023, [https://euroasiaticos.blogspot.com/2023/09/sentido-geopolitico-diez-anos-de-la.html]

En septiembre y octubre de 2023 se cumplen diez años de existencia de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR), periodo que ofrece un marco de reflexión sobre las implicaciones geopolíticas del proyecto chino en la configuración de la Gran Eurasia, y que se fundamentan eminentemente en dos sentidos: el abstracto y el concreto.

Fuente: inat mapping & wayfinding, "Belt and Road Initiative Map", s/f, http://www.inat.fr/map/belt-and-road-initiative-map/. 

En cuanto al sentido geopolítico abstracto, y en línea con la tesis de Rico Becerra sobre la producción de los espacios como signo de poder de las potencias mundiales,[i] la concepción de la IFR refleja la fabricación de un nuevo espacio global en el que China apuesta por la determinación de los procesos fundamentalmente económicos. A decir de la Oficina del Grupo Dirigente de Fomento de la Construcción de la Franja y la Ruta,[ii] en los últimos tiempos el mundo contemporáneo ha enfrentado importantes retos que inhiben el desarrollo, como el debilitamiento de la dinámica económica y de los motores tradicionales de crecimiento, la insuficiencia en el suministro de infraestructuras, así como los “cuellos de botella” que condicionan los desarrollos regionales y subregionales.[iii] Ante este diagnóstico, el gobierno de China propuso la IFR con la que busca se busca promover la cooperación con base en el “espíritu de la ruta de la seda”.[iv]

Cabe recordar que la “ruta de la seda” es una noción propuesta por Ferdinand von Richthofen para caracterizar los intercambios comerciales, culturales y sociales que se dieron en Eurasia durante la globalización temprana.[v] Luego entonces, ¿cuál sería la naturaleza del “espíritu de la seda” aludido? Autores como Dadabaev[vi] o van Noort[vii] observan la configuración de una narrativa estratégica que rescata la idea de un pasado hasta cierto punto armonioso, en el que se dieron toda una serie de intercambios sin mucho conflicto. Películas como Dragon Blade (2015) o The Great Wall (2017) justamente exponen dicha narrativa de forma visual, pues es posible ver escenas en las que personas de distintas nacionalidades se ayudan para enfrentar adversarios que afectan la paz en lo que incluso se denomina en las películas como la “ruta de la seda” (丝绸之路) –aunque este término no exista en la historiografía china. Ante cuestionamientos en entrevista sobre si la película (Dragon Blade) busca apoyarse en el patriotismo chino y apoyar a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, Jackie Chan respondió “¿el patriotismo es un crimen?”[viii]

Debido a la confluencia entre la concepción “globalista” de la IFR y la idea más regional de la “ruta de la seda”, asentada principalmente en Eurasia, se produce entonces un espacio muy particular que hemos de denominarle “Gran Eurasia”, misma que aquí se define como la macrorregión que integra a Asia y Europa en su totalidad –abarcando así desde Portugal hasta Timor del Este– con base en una lógica económica y en proyectos regionales integradores, como la IFR u otros como la Unión Económica Euroasiática.[ix] La idea de la ruta de la seda ha supuesto también la reivindicación de identidades geopolíticas de países de reivindicación euroasianista, como Turquía o Kazajstán, pero ahora bajo claro liderazgo chino.

A diez años de haber sido propuesta, la IFR ha producido el espacio de la Gran Eurasia de manera tal que Estados Unidos ve amenazados sus diseños geopolíticos, y reacciona acorde a ello. Por ello se han contrapropuesto iniciativas como la “Estrategia del Indo-Pacífico”. Como bien apunta Rico Becerra,[x] el diseño geopolítico estadounidense de Eurasia –de mano del pensamiento de Zbigniew Brzezinski– ha dado forma al imperativo geoestratégico que implica el despliegue y mantenimiento de la hegemonía mundial. En contraste, el diseño geopolítico chino de Eurasia ha dado forma a otro imperativo geoestratégico que reta a la hegemonía de Estados Unidos. Por ello, en palabras de uno de los teóricos de la IFR, Wang Yiwei,[xi] el principal riesgo para la consolidación de la IFR –caracterizado por el autor como un proyecto que “conecta a Asia, África y Europa”, extendiéndose a lo largo del continente euroasiático– es el riesgo político provocado por el encuentro entre países y las “grandes estrategias” de otros países, aludiendo a la contención estadounidense de China en el Medio Oriente.

De esta manera, la consolidación de los sentidos geopolíticos abstractos y concretos de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, en estos últimos diez años, no solo son reflejo del fortalecimiento internacional de China. También son signo del debilitamiento de la hegemonía estadounidense, que busca frenar la inevitabilidad de su declive con acciones cada vez más rotundas, y que demuestran la lógica geoestratégica de las tesis de Brzezinski: el control geopolítico de Eurasia parece ser el imperativo estratégico para cualquier proyecto hegemónico.

 

* Profesor-investigador de tiempo completo en el Departamento de Política y Cultura de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco, integrante del Grupo de Estudios Sobre Eurasia (GESE) y estudioso de las relaciones internacionales de China.

 

Referencias: