Por: María Andrea López Martínez*

 

Para citar este artículo: María Andrea López Martínez, “Perspectiva rusa sobre el Conflicto en las Islas Kuriles (2022-2024)”, Blog del Grupo de Estudios Sobre Eurasia, 2 de octubre de 2024, [https://euroasiaticos.blogspot.com/2024/10/perspectiva-rusa-sobre-el-conflicto-en.html]

 

Alrededor de las cadenas de islas conocidas como Kuriles se mueven intereses geopolíticos entre dos naciones. Son un grupo de islas volcánicas y se extienden hacia el norte por el Océano Pacífico de la isla japonesa de Hokkaido hacia el extremo sur de la península rusa de Kamchatka. Concretamente, las cuatro islas que reclama Japón y que han sido objeto de disputa territorial con los rusos desde hace más de ochenta años, son las Kuriles del Sur: Kunashir, Shikotan, Iturup y Habomai. Japón se refiere a ellas como Territorios del Norte y buscan su retorno por medio de negociaciones diplomáticas.[1]

 

Islas Kuriles, Recuperado de: geopol21

 

Al final de la Segunda Guerra Mundial, la cadena de islas fue conquistada por la Unión Soviética y desde entonces, Rusia las considera suyas y no están dispuestos a devolverlas, pese a que en el Tratado de Shimoda de 1855 se le otorgaban a Japón las islas del Sur. [2] Es por ello, que los japoneses insisten en que éstas deben ser parte de su soberanía y llamarse Territorios del Norte, a pesar de que, en 1951, en el Tratado de Paz de San Francisco, renunciaron a sus derechos sobre las islas Kuriles. [3] Es evidente que este Tratado no arregló nada, porque la Unión Soviética no lo firmó, además Japón nunca ha reconocido que las cuatro islas que disputan formen parte del archipiélago.

 

En la actualidad, Japón y Rusia mantienen una relación áspera, no obstante, el gobierno japonés busca un tratado de paz. Pero ¿qué es lo que hace a estas pequeñas islas, tan importantes para los rusos? y ¿qué es lo que reactivó este conflicto con antecedentes de la Segunda Guerra Mundial? Las tensiones estallaron de nuevo en abril de 2022, cuando Japón, después de dos décadas de silencio y aprovechando la invasión a Ucrania, acusó al gobierno ruso de ocupar “ilegalmente” las cuatro islas en cuestión (Iturup, Kunashir, Shikotan y Habomai).[4] Desde entonces, Putin inició una serie de ejercicios militares en las islas.[5] Estos tenían el objetivo de mostrarle a los japoneses su poder y alcance militar, y que están dispuestos a proteger dicho archipiélago.

 

Dando respuesta a la primera pregunta, esto se debe a que las Kuriles cuentan con una posición estratégica de importancia para Rusia, esto se demostró durante el periodo soviético, pues se consideraron vitales para la protección del Mar de Ojotsk y la historia ha demostrado una y otra vez la relevancia de no olvidar. Además, el estrecho entre Iturup y Kunashir no se congela en invierno, esto significa que los rusos tienen acceso al Océano Pacífico durante todo el año para que su flota de guerra, en la base militar de Vladivostok, pueda moverse libremente.[6] Dicho de otra manera, controlan el acceso al mar ruso de Ojotsk y al mismo tiempo, al formar parte de la primera cadena de islas, las Kuriles constituyen una barrera de contención que sirve como línea de defensa para Rusia.

 

Entonces, es comprensible la creciente militarización por parte de los rusos en las islas Kuriles desde 2022, ya que los sistemas de misiles instalados permiten atacar a la mayoría de los barcos que llegan a Hokkaido (isla de Japón), es decir, se aseguran de mantener protegidos los territorios por todos los medios posibles y evitan que un tercero se involucre en el conflicto.[7] Esto se debe a que Moscú, está consciente que, si Japón llegase a recuperar los territorios, esto daría paso a que los estadounidenses establecieran bases militares en las islas y por ende, amenazando la supervivencia y seguridad de Rusia por la cercanía que tienen con su territorio.

 

Desde el punto de vista económico, las Kuriles son una zona de importancia rica en oro, plata, hierro, titanio y metales raros como el renio, los cuales se utilizan en la fabricación de aviones supersónicos. También es considerada una reserva grande pesquera, de gas y de petróleo, es decir, también satisfacen las necesidades energéticas del país. [8]  Además, en enero del 2023, Vladimir Putin, llamó a las islas en disputa como “destinos turísticos únicos” y la importancia de dedicarles atención para su desarrollo, en otras palabras, planea exprimir al máximo el archipiélago.[9]

 

Las islas Kuriles son sumamente importantes para Rusia, tanto para su seguridad como para su economía y sus acciones indican que no tienen intención de cederlas a Japón. Como actor racional saben que, si Tokio controla las islas, rápidamente Estados Unidos establecería bases militares, convirtiéndose en un riesgo para su seguridad, estabilidad y supervivencia. Además, perderían automáticamente el control que tienen sobre el Mar de Ojotsk y tendrían que lidiar con los barcos extranjeros que usaran el paso. Sumado a esto, perderían la ruta con la que cuenta su flota naval en Vladivostok y la vía de acceso que tienen a la base naval del Petropavlosk se volvería complicada.

 

Las islas Kuriles fortalecen económicamente a Rusia, pues ofrecen una variedad de oportunidades, como lo son la pesca, los minerales, el gas y el posible turismo. El perderlas se vería como una debilidad y no es algo que les convenga en este momento al estar enfrentando una guerra con Ucrania. Por lo tanto, una negociación o un tratado de paz parece poco probable, pues se trata de un conflicto con más de 70 años. Además, los rusos se han apegado al discurso de que su constitución de 2020 prohíbe ceder territorios a un país extranjero, por lo cual consideran el tema cerrado.  

 

Otro posible escenario, es que los rusos necesitan actualmente aliados, pero a pesar de que Japón podría serlo, este país responde a los intereses norteamericanos. Además, un conflicto armado entre ambas naciones podría ser extremadamente perjudicial, pues para Rusia significaría abrir otro frente, lo cual podría causarle daños irremediables.

 

*Estudiante de Relaciones Internacionales de la UNAM interesada en Asia y el Pacífico.