Para citar este artículo: Eduardo Tzili-Apango, "China y el Ártico como otro frente de la guerra en Ucrania", Blog del Grupo de Estudios Sobre Eurasia, 18 de mayo de 2022, https://euroasiaticos.blogspot.com/2022/05/china-y-el-artico-como-otro-frente-de.html. 

La Ruta de la Seda Polar como rama de la Ruta de la Seda Marítima del Siglo XXI, componente marítimo de la Iniciativa de la Franja y la Ruta[i]

A mediados de mayo de 2022 los gobiernos de Finlandia y Suecia anunciaron la “histórica” decisión de buscar unirse a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).[ii] Contrario a las intenciones de Moscú, la búsqueda de más países circundantes a Rusia de unirse a la OTAN aviva las tensiones geopolíticas en Europa. Es importante señalar que, si bien el anuncio recrudece la delicada situación de seguridad en Europa oriental, no es ajena al acercamiento de los países nórdicos a la OTAN que se venía dando desde 2006 con los ejercicios militares Cold Response, los cuales han integrado a ejércitos de países miembros de la OTAN y otros países no miembros, como Finlandia y Suiza –país que, por cierto, también anunció la profundización de la cooperación militar con la organización regional.[iii]

A la intención de unirse a la OTAN se suma el irónico proceso de “congelamiento” de las actividades del Consejo del Ártico, mismo que ha detenido sus actividades a raíz de la invasión rusa a Ucrania –situación por demás significativa dado que Rusia ostenta la presidencia rotativa. Incluso, se ha hablado de la creación de un mecanismo de gobernanza ártica alternativo, el Nordic Plus,[iv] situación destacable en la medida en que todos los países integrantes del Consejo del Ártico condenaron la invasión a Ucrania a inicios de marzo de 2022, obviamente con la excepción de Rusia.[v]

Con lo anterior el Ártico se ha convertido en otro frente de la guerra ruso-ucraniana, pues ahí convergen todos los países ahora inmiscuidos en las tensiones, algunos integrantes de la OTAN. Otro de los países que en los últimos años ha incrementado su presencia en la región del polo norte es China, por lo que la situación en Ucrania afecta los intereses chinos en el Ártico.

En enero de 2018 el gobierno en Beijing anunció formalmente el lanzamiento de la Ruta de la Seda Polar, misma que busca aprovechar el deshielo en el Ártico para posicionamiento geopolítico –sobre todo frente a la cada vez mayor presencia rusa en dicho espacio–, para la investigación científica y para la diversificación de rutas comerciales.[vi] En la fase de involucramiento en los asuntos árticos que se podría denominar como “estratégica”, que va de 2008 a la actualidad, China ha percibido una carrera geopolítica en este espacio, por lo que ha enfocado esfuerzos en incrementar su presencia en el polo norte, situación reflejada en la obtención del estatus de “observador” en el Consejo del Ártico en 2013, y la publicación de un libro blanco en 2018 que comunica la política oficial de Beijing sobre el asunto.[vii]

Para China, en el Ártico se han dado dos procesos inversamente proporcionales. Por un lado, el presupuesto militar de los países árticos se ha incrementado, destacando la inversión para fortalecer el Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD por sus siglas en inglés), mientras que, por otro lado, la interacción militar ha disminuido, como se vio en la suspensión de las reuniones de los jefes del estado mayor de las fuerzas armas de países árticos a raíz de la anexión rusa de Crimea en 2014, así como de la renuencia de Rusia a participar en los ejercicios Cold Response ya aludidos.[viii]

A diferencia de la posición china frente a la guerra en Ucrania, misma que busca contener la presencia estadounidense del espacio occidental de la Iniciativa de la Franja y la Ruta y presionar a Washington a respetar los intereses chinos en Asia,[ix] la posición china frente a las tensiones en el Ártico podría no ser tan sencilla de fijar. Sobre todo, esto tiene que ver con el choque de intereses entre Beijing y Moscú en torno al Ártico, pues una de las razones por las cuales China buscó participar en los asuntos árticos se debió, precisamente, a la percepción china de una presencia dominante por parte de Rusia, además de que Moscú ha procurado frenar el avance de los intereses chinos en el polo norte, resaltando el arresto de un científico por transferir secretamente tecnología al país asiático.[x]

En consecuencia, se perciben como posibles tres escenarios a prospectiva. En el primero se mantiene el statu quo regional, en el que el Consejo del Ártico retoma sus actividades como “oferta de paz” a Moscú y como otra vía de diálogo fuera de la OTAN para la resolución del conflicto en Ucrania, situación que serviría a los intereses de China, pues también se mantendría intacto su estatus como “país cerca del Ártico” y todo lo que implica. En el segundo escenario el statu quo se trastoca severamente, en el que el Consejo del Ártico es abandonado por el Nordic Plus u otro mecanismo que integre a los países árticos sin Rusia, ello como represalia de la guerra en Ucrania; en este escenario China se vería presionada a elegir entre mantener su cercanía con la Federación Rusa –en razón de ser el país con la mayor costa ártica– o mejorar sus relaciones con el resto de los países árticos para mantener su presencia en el polo norte, ya que con alguno de ellos mantiene importantes proyectos científicos –como la Estación “Río Amarillo” en Svalbard, Noruega. En el tercer escenario la guerra en Ucrania se amplía al Ártico, resultando en enfrentamientos directos entre Finlandia y Suecia versus Rusia –antes de su incorporación a la OTAN y como disuasión a dicha anexión–, y en el que el riesgo de un enfrentamiento entre Rusia y la OTAN se incrementa, avivando las tensiones globales. En este último escenario la “ruta de la seda polar” perdería toda vigencia y sentido, resultando así el primero de los aspectos de la Iniciativa Franja y Ruta en no poder consolidarse debido a las problemáticas mundiales, pues ninguno de los agentes internacionales en conflicto podría asegurar los intereses chinos en la región, ni China tendría la capacidad de obligar a respetarlos.

* Profesor-investigador de tiempo completo en el Departamento de Política y Cultura de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco, integrante del Grupo de Estudios Sobre Eurasia (GESE) y estudioso de las relaciones internacionales de China.

Referencias