Para citar este artículo: Eduardo Tzili-Apango, “La reunión entre China y los países de Asia central: de vuelta al ‘Gran Juego’”, Blog del Grupo de Estudios Sobre Eurasia, 24 de mayo de 2023, https://euroasiaticos.blogspot.com/2023/05/la-reunion-entre-china-y-asia-central.html.

Reunión histórica entre China y los cinco países de Asia central[i]

En los días 18 y 19 de mayo de 2023 tuvo lugar la primera reunión cumbre entre China y los cinco países de Asia central –Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán– en la ciudad considerada como punto de inicio de la antigua ruta de la seda, Xi’an (provincia de Shaanxi). Si bien se ya han dado reuniones de alto nivel entre los gobiernos de China y los denominados -tanes de Asia central –bilaterales eminentemente–, es la primera vez que se realiza una confluencia de este tipo, pues se considera que la región es una esfera de influencia tradicionalmente rusa,[ii] por lo que los vínculos sino-centroasiáticos han procurado mantener la presencia de Moscú, como ha sido el caso de la Organización para la Cooperación de Shanghái (OCS).

Entre los principales acuerdos de esta reunión se encuentra el compromiso de incrementar el comercio bilateral, la creación de nuevos negocios liderados por la inversión china, la promoción del turismo, la extensión apoyos financieros por 26 mil millones de yuanes, aumentar el comercio en gas y petróleo, así como profundizar la cooperación en materia de energía, el uso pacífico de la energía nuclear y la exploración de energías alternativas, y por último consolidar el Corredor de Transporte Internacional Trans-Mar Caspio.[iii] De igual manera, se acordaron mecanismos para mantener la continuidad de la reunión multilateral con base en cumbres bianuales de jefes de Estado, proyectando la próxima reunión para 2025 en Kazajstán y fijando la sede de un secretariado permanente en China.[iv]

En los últimos años, los vínculos entre China y Asia central han profundizado su importancia estratégica. Por el lado del comercio y la geoeconomía, China es el principal socio de Kirguistán, Turkmenistán y Uzbekistán, el segundo principal socio de Kazajstán y el tercero de Tayikistán, registrando un aumento del 40% en promedio anual de 1992 (año de establecimiento de vínculos diplomáticos) a 2022, alcanzando 70.2 mil millones de dólares estadounidenses en comercio y 15 mil millones en inversiones.[v] En la Declaración de Xi’an, resultado de la cumbre, se dota un significado particular a Asia central como “uno de los nodos transeuroasiáticos de transporte más importantes del mundo”. [vi]

Por el lado de la geopolítica, el presidente de China, Xi Jinping, ha subrayado a la región de Asia central como el espacio en el que la Iniciativa de la Franja y la Ruta se originó, aunado a resaltar la continuidad histórica en los vínculos sino-centroasiáticos.[vii] En la declaración ya citada se “reafirma el deseo de crear conjuntamente una comunidad más cercana de destino común para Asia central y China”,[viii] en clara alusión a uno de los conceptos más importantes de política exterior de Xi Jinping.[ix] Debido a que la cumbre se realizó casi al mismo tiempo que la reunión del G7 y que la reunión de la Liga Árabe, hay quienes notan en estos procesos la materialización de la multipolaridad en el orbe contemporáneo.[x]

Aquí habría que puntualizar tres cuestiones. La primera es tener en cuenta la cercanía del eje Moscú-Pekín, pues son dos actores que han desarrollado una profunda relación histórica y estratégica, lo que implica que saben compartir el espacio en el que se encuentran (Eurasia). Por mencionar un ejemplo, se podría afirmar que tanto China como Rusia están conscientes de que la desintegración de la Unión Soviética, la pérdida del control del Heartland –o el corazón de Eurasia–, y el sometimiento de ambos Estados a prerrogativas occidentales en la Posguerra fría, todo esto se debió, en gran medida, a las tensiones entre los otrora “dos gigantes comunistas”. Así, la “relación sin límites” entre China y Rusia trae consigo la intención estratégica de mantener un equilibrio en Eurasia con base en el diálogo integral, la cooperación holística, la aceptación de las zonas de influencia y el respeto a la soberanía mutua.

La segunda cuestión es que hablar de multipolaridad parece ya no ser la dirección intelectualmente correcta si se busca caracterizar al sistema internacional actual. Desde el mainstream estadounidense en Relaciones Internacionales, la posición a defender es el mantenimiento de la unipolaridad, ello a pesar de los deseos de un mundo multipolar provenientes de Brasil, Europa o Japón.[xi] Pero, desde la academia china, la posición a defender por ser una realidad objetiva, y no una intención políticamente correcta, es el de la bipolaridad.[xii] En otras palabras, concebir que la reunión entre China y los países de Asia central son una afrenta a la unipolaridad estadounidense es resultado del temor propio de Estados Unidos por la aparición –por fin– de un polo de poder con la suficiente capacidad para hacerle contrapeso real.

La tercera y última cuestión es el problema de pensar que los países de Asia central son solo actores pasivos que reaccionan al juego de las grandes potencias. En algún lugar leí que “los líderes centroasiáticos se dirigen hacia una trampa guiada por un impulso reciente de la persuasión china…”.[xiii] ¿Por qué no es posible pensar que los gobiernos centroasiáticos tienen agenda e intereses propios, y buscan aprovechar el juego de las potencias? Cierto es que el naciente esquema bipolar y las geopolíticas de contención obligan a los países menos poderosos a elegir bandos. Pero, en el muy particular caso de los Estados de Asia central, su ubicación en el corazón del mundo les permite contar con un amplio margen de maniobra geopolítica y, a diferencia de los procesos en el siglo XIX, las sociedades centroasiáticas se han involucrado en sendos procesos de formación de Estados-nación que les podrían permitir aprovechar mejor el “Gran Juego” actualmente en boga, cuyos principales jugadores ahora son China, Estados Unidos y Rusia.

* Profesor-investigador de tiempo completo en el Departamento de Política y Cultura de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco, integrante del Grupo de Estudios Sobre Eurasia (GESE) y estudioso de las relaciones internacionales de China.

Para citar este artículo: Xicoténcatl Márquez Flores, "Presentación del libro 'Los olvidados de Eurasia. Aportaciones desde México'", Blog del Grupo de Estudios Sobre Eurasia, 22 de mayo de 2023, https://euroasiaticos.blogspot.com/2023/05/presentacion-del-libro-los-olvidados-de.html. 

El 18 de mayo de 2023 el Grupo de Estudios Sobre Eurasia (GESE) presentó su más reciente publicación, Los olvidados de Eurasia. Aportaciones desde México, de la editorial Fides y la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco, en colaboración con el Centro de Estudios de Países Postsoviéticos (ЦИПС).

En la presentación se mencionó que la mayoría de los estudios en México sobre la Gran Eurasia se agrupan en un puñado de países centrales, específicamente China y Rusia, por lo que encontrar información de los países periféricos se vuelve una tarea difícil.

Bajo esta realidad, integrantes del GESE identificaron la necesidad de generar un proyecto que visibilice y brinde importancia al estudio de los países eurasiáticos periféricos. El resultado de esta iniciativa fue una compilación de estudios sobre estos países integrados en un libro dedicado a difundir el conocimiento sobre la Gran Eurasia.  

En este sentido, el objetivo de la obra Los olvidados de Eurasia. Aportaciones desde México es el análisis de la política exterior de los países euroasiáticos poco estudiados en las latitudes mexicanas, además de indagar sobre la forma en que dichos Estados interactúan en sus regiones y su importancia en el sistema internacional. Los casos de estudio se integran en cuatro mesorregiones: Europa del Este, el Cáucaso, Asia Central y el Sur/Sureste Asiático.

La primera mesorregión analizada es Europa del Este, concentrada en dos capítulos intitulados: “Moldavia: entre la integración europea y el conflicto de Transnistria”, del profesor Konstantin Petrovich Kurilev (ЦИПС), y “Bielorrusia: en las postrimerías del autoritarismo en Eurasia” de uno de los coordinadores del libro y principal arquitecto del proyecto, Eduardo Palacios Cabrera (ЦИПС).

La segunda mesorregión estudiada es el Cáucaso, en el cual se incluyen tres capítulos: “Armenia en el tablero regional e internacional” de Mónica Apango Partida y Tania Yadira Durán González de la Universidad de Guadalajara, “Azerbaiyán: influencia en ascenso en condiciones de turbulencia en el Cáucaso Sur” de Mirmehdi Aghazada, profesor en la Universidad de la Amistad de los Pueblos de Rusia, y por último “Georgia la encrucijada del Cáucaso” de Jorge Luis Méndez Martínez de la Escuela Superior de Economía de Rusia.

La tercera mesorregión es Asia Central, la cual integra cuatro capítulos: “Tayikistán: entre la transición política y la amenaza de Afganistán” de Komron H. Rakhimov, Universidad de la Amistad de los Pueblos de Rusia, y traducido directamente del ruso por Eduardo Palacios Cabrera, después “Kirguistán: democracia y geopolítica en el corazón de Asia Central” de Mónica Ramos Flores de la Universidad Autónoma de Guadalajara, seguido del capítulo “Turkmenistán: gas y algodón, aristas de política exterior” del profesor José Ernesto Rangel Delgado de la Universidad de Colima, finalizando con “Mongolia: una democracia con pasado imperial”, de autoría de otro de los coordinadores y profesor en la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco, Eduardo Tzili Apango.

La última mesorregión, Sur y Sureste Asiático, incluyo el estudio de cuatro países, a decir: “Nepal: un país montañoso, vecino de dos gigantes” de Edith Yazmín Montes Incin y Emir González Calderón –de la Universidad Anáhuac México y de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, respectivamente–, “Laos: país puente en el sureste asiático” de Eduardo Luciano Tadeo Hernández, de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco, “Myanmar: política exterior y desarrollo diplomático” de Lucero J. López Olivares, egresada del Colegio de la Frontera Norte, cerrando la sección y la obra el capítulo “Timor del Este: los reto de un nuevo Estado-nación” de otra de las coordinadoras del libro y profesora en la Universidad Autónoma de Querétaro, Jaqueline Briceño Montes.

* Licenciatura en Política y Gestión Social, Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco.

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Puedes encontrar el libro en venta en Fondo de Cultura Económica, en la librería de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco, o pedirlo directamente a la editorial Fides: admonfidesdistribucion@gmail.com

Para citar este artículo: Mónica Ramos Flores, "El reconocimiento al régimen talibán por la comunidad internacional", Blog del Grupo de Estudios Sobre Eurasia, 17 de mayo de 2023, https://euroasiaticos.blogspot.com/2023/05/el-reconocimiento-al-regimen-taliban.html. 

A inicios de mayo de 2023 se realizó en Qatar una cumbre de Naciones Unidas sobre la situación de Afganistán. El objetivo de la cumbre fue alcanzar una postura unificada de la comunidad internacional (fueron invitados 25 países) sobre temas como derechos humanos, combate al terrorismo, combate al tráfico drogas y gobernanza en Afganistán.[i] El 18 de abril la vicesecretaria general de Naciones Unidas, Amina Mohammed, había planteado la posibilidad de tocar el tema del reconocimiento del régimen talibán en dicha reunión. Al final, el tema del reconocimiento no se tocó, y los talibanes tampoco fueron invitados.

Desde su llegada al poder en agosto de 2021, las Naciones Unidas, la Unión Europea, Estados Unidos (EE. UU.) y otros miembros de la comunidad internacional se han negado a reconocer al régimen talibán.  Sin embargo, los países vecinos y algunos países miembros de la comunidad internacional han establecido vínculos con los talibanes, por ejemplo, Rusia, China, Pakistán e Irán, aunque sin otorgar el reconocimiento formal.[ii]

El portavoz de los talibanes anunció la composición del nuevo gobierno en una rueda de prensa en septiembre de 2021[iii]

El regreso de los talibanes al poder fue facilitado, de alguna manera, por los Acuerdos de Doha firmados en febrero de 2020 entre el gobierno de D. Trump y representantes talibanes. Cabe destacar que durante las negociaciones el gobierno de Ashraf Ghani no fue invitado, el gobierno legítimo de Afganistán en ese momento. De acuerdo con Guillermo D. Olmo, fue a petición de los talibanes que el gobierno de Ghani no participara en las negociaciones.[iv] El acuerdo de Doha establece, entre otros puntos, el retiro de las tropas de Estados Unidos y aliados internacionales a cambio de que los talibanes no les den protección en su territorio a los grupos terroristas como Al Qaeda o el estado islámico.[v] Otro de los acuerdos pretendía alcanzar un cese al fuego y el inicio de un diálogo interafgano.

El hecho de excluir al gobierno de Afganistán en las negociaciones fue una forma de reconocer a “la oposición” o a la insurgencia que en ese momento controlaba el 20% del territorio de Afganistán. En julio de 2020 los talibanes controlaban 78 distritos, las fuerzas armadas controlaban 135 y estaban en disputa 187 distritos, equivalente al 46% del territorio. Si bien los talibanes no controlaban la mayoría del territorio se muestra el alcance limitado del gobierno de Ghani y de las fuerzas armadas.[vi]

Por una parte, Estados Unidos decidió negociar la salida de sus tropas y de los aliados internacionales con los talibanes. Pero, ahora es el principal detractor en otorgarle el reconocimiento al régimen talibán. Tradicionalmente el estándar para el reconocimiento de un gobierno es el control efectivo del territorio, lo que quiere decir que el régimen está suficientemente establecido para asegurar su permanencia. Sin embargo, en los casos modernos, el reconocimiento de un gobierno ha sido condicionado al respeto de los derechos humanos, las condiciones democráticas o una buena gobernanza.[vii] En la actualidad no hay duda de que los talibanes controlan el territorio, tienen el monopolio de la violencia en el Estado afgano[viii] y, muy importante también, desde el colapso del gobierno de Ashraf Ghani este no ha reclamado ser el gobierno legítimo de Afganistán.

El argumento de la comunidad internacional para no reconocer al régimen talibán gira en torno a los abusos cometidos por el régimen hacia los ciudadanos. Sin embargo, la negociación del gobierno de Donald Trump en Doha, en 2020, de alguna forma les otorgó esa legitimidad de facto, al sentarse en una mesa de diálogo, en donde no participó el gobierno de Ashraf Ghani.[ix] En este sentido ¿el no reconocimiento del régimen talibán por la comunidad internacional es la mejor opción para lograr los objetivos humanitarios en el país?

Para el régimen talibán es importante obtener el reconocimiento internacional porque esto facilitaría la obtención de recursos económicos. Por años la economía del país ha dependido de la ayuda internacional, alrededor del 75% del presupuesto para la operación del gobierno afgano provenía de donadores internacionales.[x] Tanto el gobierno de EE. UU. como el Fondo Monetario Internacional congelaron las reservas del Afganistán cuando los talibanes tomaron el poder. El reconocimiento le permitiría al régimen talibán acceder a dichos fondos y ocupar el asiento de Afganistán, ahora llamado Emirato Islámico de Afganistán, en las Naciones Unidas.

El no reconocimiento de un régimen ha probado ser poco efectivo para presionar a un gobierno en mejorar sus prácticas respecto a los derechos humanos, la democracia, y en el caso de Afganistán la situación de las mujeres o su compromiso con la lucha antiterrorista. Aislar completamente al régimen talibán podría generar el efecto contrario al deseado por la comunidad internacional: el acercamiento con regímenes considerados peligrosos, el aumento de actividades económicas ilegales y el empeoramiento de la situación humanitaria.

Finalmente, el resultado esperado con la firma de los acuerdos de Doha era el de un diálogo interafgano que llevara finalmente a la paz en el país, en el mejor de los escenarios. Pero, la realidad es la presencia de un régimen autoritario con una mayor estabilidad y paz, aunque con graves violaciones a los derechos humanos de las mujeres,[xi] además de una crisis económica y sanitaria[xii] que pone en riesgo la vida de millones de afganos.  

En pocas palabras, en términos weberianos los talibanes representan al gobierno legítimo de Afganistán, por lo tanto, deberían formar parte de la comunidad internacional. En términos humanitarios se debe mantener la presión sobre el régimen, pero manteniendo los canales de comunicación e incluso de asistencia, para evitar que el régimen talibán pudiera radicalizarse y cerrarse más a la comunidad internacional.

*Internacionalista de formación, integrante del Grupo de Estudios sobre Eurasia (GESE). Actualmente es profesora en la Universidad Autónoma de Guadalajara.

Referencias