Por: Eduardo Tzili-Apango*
Para citar este artículo: Eduardo Tzili-Apango, “Panoramas geopolíticos 2023”, Blog del Grupo de Estudios Sobre Eurasia, 21 de diciembre de 2023, [https://euroasiaticos.blogspot.com/2023/12/panoramas-geopoliticos-2023.html]
A inicios de este año ofrecí una serie de pronósticos que, a mi juicio, caracterizarían la geopolítica del 2023.[i] En ese entonces me apoyé en un escrito de Qin Gang, otrora ministro de relaciones exteriores, quien ofrecía un bosquejo sobre cómo China veía al mundo, situación que me pareció importante en razón de que el país asiático apuntala a ser la próxima hegemonía mundial.
Sin embargo, Qin Gang fue removido de su puesto en julio de 2023 supuestamente por petición de Rusia, país cuyo liderazgo observó con malos ojos el papel que Qin desempeñaba en el momento como artífice del acercamiento entre China y Ucrania, y por lo cual compartió información sobre la “aventura extramarital” de Qin al liderazgo chino.[ii] Debido a la cercanía de Qin Gang tanto con Xi Jinping como con Estado Unidos –Qin Gang fue embajador en el país norteamericano antes de ser nombrado ministro de exteriores–, esta información supuso un delicado problema, por lo cual Qin fue rápidamente removido de su puesto. Según reportes,[iii] Qin Gang falleció poco después de su remoción de manera inquietante, pues se cree que fue torturado y/o se suicidó.
Lo anterior me puso a pensar sobre la validez de las tesis de Qin en su escrito How China ses the World, en el que se revela cierta intencionalidad geopolítica de posicionamiento geoestructural por parte de China, con el cual además se busca influir en las agendas internacionales y critica el papel de Estado Unidos por considerarlo “divisor” del mundo en dos bloques antagónicos.
Sea como fuere, en este texto me propongo evaluar mis propios pronósticos para ofrecer un panorama sobre el escenario geopolítico de 2023. El primer pronóstico que brindé fue el del incremento de tensiones globales a raíz de los vaivenes en los statu quo mundiales y del recrudecimiento de los focos de tensión. Si bien este pronóstico fue muy general, rayando casi en la obviedad, en mi texto sugerí que es necesario preguntarse ¿cuál es el foco de tensión y por qué? para poder ofrecer prospectivas geopolíticas precisas para una mejor comprensión de las tensiones globales.
Así, el 2023 fue un año de guerras, lo que confirmaría el pronóstico. Según una interpretación del Armed Conflict Survey edición 2023, del Instituto Internacional para Estudios Estratégicos con sede en Londres, en este año se registraron 183 conflictos en todo el mundo, siendo el número más alto en tres décadas.[iv] Como se puede observar en el mapa, la mayoría de ellos se han concentrado en África y Asia. Las muertes vinculadas con estos conflictos se incrementaron un 14% con respecto al año anterior, mientras que los sucesos violentos 28%.
Mapa. Número de personal militar desplegado por potencias geopolíticas, 2023.[v]
Sin duda, uno de los focos de tensión que se desenvolvió en un conflicto a gran escala es la guerra entre Israel y Hamas, misma que se ha convertido en la lucha más sangrienta experimentada en la Franja de Gaza en tiempos recientes, y que ha supuesto el ingreso de tropas israelíes a la franja por primera vez en muchos años, aunado a la movilización de recursos estadounidenses, iraníes y yemeníes.[vi] Al 19 de diciembre de 2023 se contabilizaron casi 20 mil muertos palestinos en Gaza –incluyendo 7,729 niñas y niños, así como 5,153 mujeres–, más de 50 mil heridos y 8 mil desaparecidos.[vii]
El segundo pronóstico dado fue el de la consolidación de una estructura político-mundial de tipo bi-multipolar con China y Estados Unidos a la cabeza, el cual parece haberse confirmado también, al menos desde la academia, pues las perspectivas intelectuales sobre la fragmentación del mundo en dos bloques de poder son cada vez más presentes. A juicio de Baru,[viii] la bi-multipolaridad se manifiesta por la dirección de las dos potencias dominantes en la gestión de la integración territorial, siendo China el país que lleva la delantera por la Iniciativa de la Franja y la Ruta. De igual manera, la estructura bi-multipolar parece limitar la capacidad de agencia de otros países que, si bien cuentan con grandes capacidades materiales y de influencia, la pesada presencia de China y Estados Unidos los presiona para elegir uno de los dos bloques en competencia.
Para otros académicos, como Yan Xuetong,[ix] la estructura de 2023 ya es bipolar debido a la necesidad de otras potencias, como Francia, de colaborar ya sea con China o con Estados Unidos para la gestión de problema mundiales. De esta manera, el debate epistemológico parece alejarse de la tesis de la estructura internacional multipolar en razón del recrudecimiento de la competencia sino-estadounidense.
El tercer pronóstico fue el de la continuación de la declinación relativa del poder hegemónico estadounidense, particularmente debido a la fragmentación política interna. Desde el enfoque teórico de la estabilidad hegemónica,[x] lo antedicho parece confirmarse con el aumento de los conflictos en el mundo, pues Estados Unidos parece ya no tener las capacidades para ordenar o estabilizar al sistema mundial. A juicio de Nye,[xi] la declinación del poder hegemónico estadounidense, combinado con la renuencia china de asumir cada vez mayores responsabilidades globales, resulta en la “trampa de Kindleberger”, misma que caracteriza una falta de provisión de bienes públicos globales que, históricamente, han guiado a severos problemas mundiales, como depresiones económicas o guerras mundiales.
El cuarto y último pronóstico que ofrecí fue la consolidación de la posición geopolítica rusa en el conflicto con Ucrania. Esto, de hecho, se vincula con el “asunto Qin Gang” mencionado al inicio del texto, pues parece haber sido una jugada rusa para mantener el apoyo chino en relación con la guerra. Pero, de manera más apremiante, la visión de parte del liderazgo ucraniano sobre el estatus de “estancamiento” en el conflicto con Rusia –y que ha publicitado la división entre Zelensky y su comando militar–,[xii] parece confirmar el pronóstico.
En suma, el panorama
geopolítico para el 2023 se puede caracterizar como funesto. De acuerdo con el
Fondo Monetario Internacional,[xiii]
se pronostica un crecimiento económico global de 3.0% para 2023 y 2.9% para
2024, muy por debajo del promedio de crecimiento entre 2000 y 2019 de 3.8%. Aún
cuando se espera que la inflación se reduzca –eso sí, lentamente–, los
conflictos mundiales y las tensiones geopolíticas han fragmentado los mercados
y las cadenas de suministros, además de que han desplazado a muchísimas
personas, situaciones que ha impactado directamente en la estabilidad económica
de los países y ha contribuido a percepciones sociales que alimentan a la
ultraderecha en el orbe. La reciente victoria electoral de Milei en Argentina
parece confirmar la tendencia mundial de fortalecimiento de la ultraderecha
política,[xiv]
proceso que, probablemente, marcará el 2024.
* Profesor-investigador de tiempo completo en el Departamento de Política y Cultura de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco, integrante del Grupo de Estudios Sobre Eurasia (GESE) y estudioso de las relaciones internacionales de China.
Referencias